La familia de Belén, la joven de 17 años fallecida en enero de 2017 tras la ingesta de éxtasis, están indignada con la sentencia del juzgado de menores al dejar impune del homicidio imprudente al menor que, según apuntan todos los indicios, le vendió la droga que acabó con su vida.

«En este país se cargan a una chiquilla y las leyes no hacen nada», sostiene César, padre de la víctima. «No fue una muerte accidental, la mataron con esa droga», remarca este familiar, quien también lamenta que la discoteca donde consumió la droga, según ha quedado acreditado en la sentencia, no hiciera nada por evitarlo y permitiera su entrada siendo menor. «¿Para qué están los de seguridad? Mi hija no era la única menor esa noche, la discoteca estaba llena», insiste el padre.

El hombre, destrozado por la muerte de su hija, no olvida que fue él quien la llevó esa noche hasta Sueca. «No sabía que era para mayores», se lamenta una y otra vez. Belén era la pequeña de dos hermanas y estaba estudiando peluquería en Manises.