Primero el susto del humo en cabina, después el de la evacuación de emergencia y después la indignación de no saber cuándo iban a poder dejar el aeropuerto o cuándo iban a recuperar sus maletas. El cúmulo de experiencias para buena parte de los pasajeros del vuelo siniestrado el lunes acababa en la madrugada de ayer martes tras hacer horas de cola para dar los datos de sus maletas (que permanecían en el avión) y que les fueron entregadas a domicilio durante el día de ayer.

Durante la madrugada, eso sí, recibieron un correo de British Airways en el que se les pedía disculpas por el «estresante incidente» y se aseguraba que las maletas así como una comunicación más personal estaban en camino. Eso es, precisamente, lo que más echaron de menos los pasajeros. «Me fui de madrugada, agotada, sin mi equipaje, y sin que nadie me preguntara cómo estaba y aún nadie lo ha hecho. Tampoco nadie me ha dado una explicación todavía ni me han dicho si el humo que inhalamos era tóxico. Realmente ha sido penoso», aseguraba Eva, una joven valenciana que volaba en el avión siniestrado y que insiste en que la tripulación no estuvo tampoco a la altura ni para recordar durante los angustiosos minutos con el humo en cabina las medidas de seguridad ni durante la evacuación. Tanto ella como el resto de pasajeros esperaban durante el día de ayer una llamada de la compañía que todavía no había llegado.