El nivel educativo es una tabla salvavidas para escapar de la vulnerabilidad social. Según afirman Cruz Roja y Foessa, está demostrado que, a mayor nivel de estudios de la persona, menor nivel de vulnerabilidad social. En concreto, los individuos que han cursado una carrera tienen tres veces menos probabilidades de verse excluidos socialmente. Esta realidad tiene como foco los menores de edad, un colectivo especialmente vulnerable a la exclusión social, y a la transmisión intergeneracional de la pobreza. Rodríguez explica que no influyen tanto las dotaciones escolares como el entorno del menor. «La diferencia entre un barrio con más posibilidades y otro con menos oportunidades no tiene que ver con las infraestructuras del colegio. En un barrio dejar los estudios no es una opción y en el otro sí que lo es». Por esta razón desde Cruz Roja advierten que es fundamental trabajar en que el entorno de los menores ayude a su desarrollo.

El propio Rodríguez explica así las grandes diferencias que tiene el entorno en el que crece un menor en relación con su educación. «Cuando un niño de un barrio bien fracasa, sus padres lo apuntan a clases particulares para que refuerze esa materia y acabe saliendo adelante. Para un niño cuya familia está en una situación de exclusión social, esta no es ni siquiera una opción y tiene más posibilidades de fracaso escolar», advierte.

Por ello, desde Foessa avisan de que la educación infantil es una herramienta muy relevante para incidir sobre las desigualdades. Cuanto antes esté expuesto un niño al ambiente escolar, antes se podrán nivelar las diferencias sociales.