Las reacciones a la publicación de la cifra de valencianos que murireron en los campos de concentración en la Alemana nazi no se hicieron esperar. «Me parece genial que podamos inscribir en el registro de fallecidos a nuestros antepasados que estuvieron en un campo de concentración, es un reconocimiento que llevamos esperando desde hace mucho tiempo», señala José Andújar Blesa. Su tío, Joaquín Blesa Muñoz, nació en Macastre y fue el preso 36.001 en el campo de concentración de Gusen. La familia le perdió la pista pero fue su madre la que consiguió una respuesta. «Escribió una carta al cónsul de España en Viena, quien nos contestó que mi tío había fallecido debido a una neumonía», lamenta José. «En ese momento no quisimos aceptarlo, pero tiempo después supimos la verdad, lo asesinaron, al igual que a otro de mis tíos, Francisco Andújar Villaescusa», puntualiza.

José señala que todos los recuerdos que posee se deben a su padre, quien también estuvo en un campo de concentración, pero logró escapar en 1945. «No podemos olvidar las cosas malas que ha hecho la humanidad», sentencia.

Seguir luchando

«Estoy muy contenta pero no es suficiente, necesitamos más actuaciones». Así comienza la conversación con Amparo Soler Martí, de Paterna. Ella tuvo a su tío José Martí Oliva en uno de los campos de concentración, pero explica que por mucho que pelee, será su hijo quien tenga que seguir con la lucha «porque ya no tengo fuerza».

Amparo señala que a su tío lo enviaron de vuelta a casa tras quedar herido en la guerra, pero que decidió irse porque la situación de ese momento en España era «insostenible». A su tío y a otro grupo de jóvenes, relata, les prometieron que los recogerían en la frontera con Francia, «pero nunca más se supo», recuerda.

No tiene muchos más recuerdos que los que le contó su abuela porque cuando todo esto ocurrió ella todavía era muy pequeña. Pero sí recuerda con tristeza la causa de la muerte de su tío José: «Fue quemado y nunca podré recuperar sus restos mortales para, por lo menos, darles sepultura».

Desaparecido en combate

Francisco García Aucejo era familiar de Isabel Bueno, quien explica que su padre estuvo viajando durante años a Alemania para ver si encontraba alguna pista de Francisco. «Nos dijeron que había desaparecido en combate en la costa francesa ya que Francisco, junto a otros tres jóvenes de Sagunto, eran militares» señala. El desamparo franquista llevó a los cuatro saguntinos a los campos de exterminio como apátridas «y allí en el campo de Mauthausen murieron los cuatro entre 1941 y 1943», relata.

Nueva vida

Valentín García fue otros de los valencianos que estuvo durante cinco años en un campo de concentración pero su historia tuvo un final feliz. Su hija, Isabel, relató hace tiempo a Levante-EMV que pudo escapar de Mauthausen y comenzar una nueva vida en Praga. Allí se casó con Helena Steiner Rosenfeld con quien tuvo dos hijas más: Marisol y Carmen.

Isabel recordó con especial emoción la forma en que su abuelo le contó cómo Valentín logró escapar: «Era una mañana silenciosa en la que nadie sabía lo que estaba pasando cuando de pronto comprobaron que los alemanes se habían ido». «De pronto, pasaron unos jóvenes con un camión y le dijeron a Valentín si se quería ir con ellos», y así salvó su vida, añadió Isabel.