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El yihadista que vivía como un jeque en Teulada

La Audiencia Nacional procesa por integración en organización terrorista al imán Abu Adam, detenido en 2017 por dar refugio a islamistas que planearían atentar en Europa tras regresar de Siria e Irak

El egipcio Hesham Shashaa delante del castillo de Moraira. VICENTE BOLUFER

El auto de procesamiento del juzgado central de Instrucción número 6 considera que, pese a aparentar públicamente que era un líder religioso afable que trabajaba por la integración de los musulmanes y la desradicalización de yihadistas, existen indicios que demuestran lo contrario y acreditan que el egipcio Hesham Shashaa, de 49 años, creó una organización asentada en Alicante desde la que extendía «un ideario radical islámico y servía de refugio, lugar de tránsito, base de operaciones o aprovisionamiento logístico para islamistas radicales del Estado Islámico retornados de Siria o Irak».

Estos islamistas «tendrían como propósito la comisión de actos terroristas en suelo español o europeo», indica el auto de procesamiento. En este sentido, el magistrado precisa que las organizaciones terroristas yihadistas promueven una interpretación «totalitaria y extrema de la sharia o ley islámica» y pretenden su imposición universal mediante métodos «violentos y coercitivos». El auto recoge que Shashaa, que seguirá en prisión preventiva, pretendía traer desde Siria a la viuda e hijos de un yihadista que viajó desde Alicante para combatir en las filas del Estado Islámico y murió allí, así como a varios jóvenes radicalizados.

En el caso del imán apresado en Teulada, la Audiencia Nacional señala que Hesham Shashaa sería un miembro de la organización terrorista asentado lejos de las zonas de conflicto para poder acceder a las comunidades musulmanas que habitan en Europa. El mecanismo es crear un entramado de estructuras locales autónomas con capacidad para trasladar su ideario eficazmente, «multiplicando exponencialmente la amenaza al servir de cobertura para arraigar un ideario radical islamista».

Durante su estancia en España no se le conoce actividad legal remunerada y pese a ello manejaba dinero como si fuera un jeque. Así, recibió tres millones y medio de euros que le enviaron mecenas desde Emiratos Árabes, Alemania, Arabia Saudí, Reino Unido y Turquía. La Audiencia Nacional señala que 2,1 millones los invirtió en operaciones inmobiliarias y el resto para sus gastos personales, financiación de comunidades islámicas, pagos a personas de ideario islamista radical y también podría haberlo destinado a material de contenido islamista radical.

Paso por Rumanía y Alemania

Antes de que llegara a España en 2011 estuvo residiendo en Rumanía entre 1996 y 2000, año en que fue expulsado junto a su esposa, entre otros motivos por formar parte del grupo de los arabo-afganos e intentar captar jóvenes para mandarlos a Afganistán para entrenarles con armas y para operaciones terroristas.

Shashaa se trasladó de Rumanía a Alemania en 2000 y allí se labró un nombre como imán en la mezquita de Darul Quran en Munich. Señala la Audiencia Nacional que llevó a cabo múltiples actividades que le hicieron crecer como «teólogo, sabio y sheikh» y se relacionó con personas de gran poder económico de Emiratos Árabes y Arabia Saudita. En el país germano se casó con cinco mujeres por la ley islámica y su protagonismo y relación con jóvenes radicales islámicos acabó llamando la atención de los servicios policiales. Por ello, cuando el imán detectó la presión policial empezó a viajar a España, donde invirtió dinero en mezquitas, como las de Almoradí, Teulada, Calp y Torrent, según el auto de procesamiento.

En junio de 2011 aterrizó en España y vivió de alquiler en Benissa hasta que en diciembre de 2014 compró por 400.000 euros el lujoso chalet de Teulada donde le detuvieron el 24 de abril de 2017 agentes de la Brigada de Información de Alicante y de la Comisaría General de Información. Una veintena de personas vivían allí y contaba con un microbús para llevar a sus hijos a un colegio privado.

Durante estos seis años visitó mezquitas de las provincias de Alicante y Valencia, donde daba conferencias y sermones y al finalizar entregaba textos, coranes y cd con «clara finalidad laudatoria de los grupos terroristas yihadistas y humillación a sus víctimas». Algunos fueron intervenidos en la mezquita de Calp, como una grabación donde sale un pirotécnico explicando cómo confeccionar un explosivo rudimentario. La investigación judicial resalta también el respaldo del imán a un alemán radicalizado que reside en España desde 2014 y al que le pagaba el alquiler de su casa en Senija.

La Policía averiguó también que mantuvo contactos con una menor alemana conversa que se adhirió al Estado Islámico y a la que dio consejos para no levantar sospechas ante la vigilancia policial que tenía. «Voy a perder la cabeza y entonces van a ver los malditos infieles», le dijo la menor en una de las conversaciones intervenidas.

Para el magistrado no hay dudas de que es un miembro activo de una organización terrorista que contactó con yihadistas y facilitó la entrada a Europa de personas «fichadas». En las escuchas el imán habla con un interlocutor en Arabia al que le dice que supervisa «unas cien mezquitas en Al Andalus».

Los archivos que la Policía incautó en Teulada también delatan al investigado al constatarse sus relaciones con personas afines a grupos terroristas,viajes a zonas de conflicto bélico, fotografías de Shashaa con armas de combate y material elaborado por organizaciones terroristas. Este es, para la Audiencia Nacional, el verdadero perfil de Shashaa y no el moderado y amable que mostraba en público.

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