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Normativa

Terrazas casi cerradas y carpas: el punto ciego de la ley antitabaco

La Conselleria de Sanidad reconoce que hay un "importante grado de incumplimiento" en estos espacios

Carteles que avisan de la prohibición de fumar en una de las terrazas del paseo de Neptuno, con una tipología que es la que más problemas genera. germán caballero

Si está abierta se puede fumar y también si tiene techo y hasta dos paredes pero cuando la terraza está casi cerrada las dudas empiezan a surgir, ¿se puede fumar o no? Y de las dudas, los incumplimientos. La ministra de Sanidad en funciones, Mª Luisa Carcedo, se quejaba amargamente de ello el pasado lunes en Asturias: la ley antitabaco no se estaba cumpliendo a rajatabla lo que conducía, directamente, a que el número de fumadores siguiera en aumento, así como los posibles problemas para los fumadores pasivos.

Desde el ministerio han enviado un recordatorio en forma de imágenes a usuarios y a las comunidades autónomas para insistir en cómo se debe de aplicar la legislación y, mientras hay regiones que se han quejado de que se les señale con el dedo cuando ellos cumplen la ley, lo cierto es que en la C. Valenciana ya hace un tiempo que entonaron el mea culpa al reconocer que la ley de 2005 que prohibía fumar en sitios públicos pero sobre todo la de 2010 que introdujo las especificaciones sobre las terrazas, tenía «graves incumplimientos». De hecho, desde el pasado mes de junio se puso en marcha una campaña de refuerzo de las inspecciones para atajar este problema.

El punto ciego de la normativa y el que más problemas está generando son las terrazas casi cerradas, esas a las que solo les falta una pared y que se prestan a equivocaciones y no solo entre los fumadores. Basta darse una vuelta por el paseo de Neptuno en Els Poblats Marítims -donde son mayoría este tipo de infraestructuras- para darse cuenta de que la ley se obvia y no solo por parte de los fumadores.

«Doy por hecho que se puede»

«Doy por hecho que estando en una terraza estoy en el exterior y puedo fumar pero si molesta, lo tiro». M.ª Luisa, de Madrid, fuma tras tomarse el almuerzo en una terraza del paseo sin ver que justo sobre su cabeza un cartel advierte de que, en cumplimento de la ley, está prohibido encender un cigarrillo por mucho que a ella el sol y el viento le esté dando en la cara. «Suelo preguntar si se puede fumar pero aquí lo daba por hecho», se disculpa al tiempo que critica la «persecución» que están sufriendo los fumadores.

El problema viene cuando no son solo los usuarios los que no tienen clara la normativa sino que los propios establecimientos la obvian flagrantemente, que también los hay en el paseo. En uno de los bares, y con una terraza que en teoría debería de ser libre de humos al estar cerrada con tres paredes y techo, los responsables tienen incluso desplegados ceniceros en cada una de las mesas. Preguntados al respecto, los responsables del local simplemente responden que no tienen «ni idea» y que tampoco han tenido ninguna inspección que les advierta del problema.

En otros, por el contrario, son bien conocedores de la normativa y deben de llamar la atención a los fumadores despistados. «Normalmente se lo decimos y lo apagan. Es ya parte de nuestro trabajo aunque la gente suele preguntar primero al no ver nadie fumando ni ceniceros en las mesas», explica Dori, camarera de otro de los establecimientos que sí tiene los preceptivos carteles en la terraza casi cerrada. Un poco más allá, en uno de los restaurantes con más solera del paseo, los carteles son claramente visibles y su maître asegura que la actitud de los usuarios ha cambiado. «No tienen ningún problema en levantarse y salir para fumar pero es una actitud que ha cambiado, hubo un tiempo en que no lo aceptaban de tan buen grado e incluso se iban al saber que no iban a poder fumar pero de eso ya no hay», explica Gustavo.

Su queja es que la correcta aplicación de una normativa, a veces tan confusa y que no se aplica al 100 %, ha tenido que llegar de la proactividad de la empresa «y no de campañas informativas que nos ayudaran. Nosotros porque nos hemos informado a través de la gestoría y los administradores pero no estaría de más un recordatorio», apunta.

«Puede haberse relajado»

«Hay que cumplir la ley, nunca abogaremos por el incumplimiento». El presidente de la Confederación de Empresarios Turísticos de la Comunitat Valenciana (CET-CV), Luis Martí, es tajante a la hora de reconocer que quien la hace, la tiene que pagar. «La ley está para cumplirla y creo que se ha avanzado mucho y tenemos que poner en valor lo conseguido pero sí es cierto que ha pasado el tiempo y puede haber algo de relajación en su aplicación», reconoce.

Con todo, para Martí ahora es el momento de la concienciación. «Creo que hay que seguir avanzando pero lo conseguiremos más por esa vía que por la de la sanción indiscriminada. Que también los fumadores tomen conciencia de dónde pueden o no fumar», ha añadido el presidente de los empresarios turísticos apuntando a uno de los puntos débiles que, para ellos, tiene la ley: el convertirlos en policías frente a los que infringen la ley en sus locales.

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