Es casi como una ruptura de relaciones institucionales desde el minuto cero y por la vía de los hechos. No hay tregua para el tripartito, debe pensar la derecha, y lo de menos es que la legislatura esté prácticamente en blanco. PP -principal partido de la oposición-, Ciudadanos y Vox optaron ayer al alimón por hacer el vacío al nuevo Gobierno presidido por Ximo Puig y no asistieron al acto institucional convocado en el Palau de la Generalitat para la toma de posesión de los nuevos consellers.

Se trata de un acto formal al que estaba invitada la oposición. De hecho, Protocolo de la Generalitat había reservado en el salón de Corts (donde se desarrolló la ceremonia) asientos para los principales diputados. Ya el domingo, la derecha optó por no sumarse a la recepción en el Palau tras la toma de posesión del presidente Ximo Puig. Asistieron a la investidura en las Corts, pero evitaron saludos y aplausos.

La política de hostilidades prosiguió ayer. Ni Isabel Bonig (PPCV) ni los suyos, como tampoco Toni Cantó (Ciudadanos) y José Maria Llanos (Vox) y sus respectivos equipos se acercaron al Palau. Era el momento de que los consellers prometieran el cargo para después protagonizar el ritual del traspaso de carteras. Tradicionalmente, la oposición (al menos los portavoces o los miembros de la Mesa de las Corts) siempre acuden a estos actos, ya sea en la etapa popular como en el primer Botànic.

Solo hubo una excepción: la del diputado nacional y jefe de la Diputación de Alicante en funciones, César Sánchez, que según fuentes de su entorno, sí asistió por respeto institucional. Hizo un tuit en el que deseó que en estos cuatro años se pase «de un pacto entre partidos, a un pacto con la sociedad valenciana, sin imposición ideológica». Este es el argumento que la dirección regional del PP utiliza para justificar su ausencia. «No hemos ido por coherencia y porque no estamos de acuerdo con este pacto de sillones», apuntaron fuentes del PPCV, que además, aseguraron, que no habían sido invitados. Desde Presidencia se mantuvo, en cambio, que se había cursado invitación a todos los diputados de las Corts.

Por su parte, desde Cs (que sí admitieron haber sido invitados) indicaron que consideraban que el acto de ayer solo incumbía a los firmantes del acuerdo; es decir, Podemos, Compromís y PSPV.

Marcando distancias

La derecha arranca pues la legislatura marcando distancias al máximo con el tripartito. La postura de los partidos, que pelean entre sí por ser los referentes en la oposición, vaticina una legislatura crispada y con poco margen para los acuerdos. Durante los últimos cuatro años, Cs colaboró en muchas ocasiones con la izquierda. El PP quedó aislado en muchas ocasiones. Ahora, sin embargo, el giro a la derecha del partido de Albert Rivera, así como la irrupción de la ultraderecha ha radicalizado la oposición.

Durante el debate de investidura de la semana pasada, la pelea en la derecha para liderar la oposición se constató en el hemiciclo. Los populares reivindican su derecho (por voto y diputados) a ocupar el espacio que las urnas les ha dado, mientras que la formación naranja, con Toni Cantó al frente, apuesta por endurecer su labor de oposición con el objetivo de dar el sorpaso al PP y alcanzar la Generalitat la próxima legislatura. Por contra, los principales referentes del empresariado valenciano sí asistieron al acto, como también los responsables de los entes estatutarios.