El endeudamiento de las tres diputaciones provinciales de la Comunitat Valenciana en 2018 ha reflejado tendencias contrarias. Mientras la elevada deuda de la de València sigue bajando y se ha quedado en 113 millones (45 millones menos que en el ejercicio anterior), la Castelló ya es de cero euros (en 2017 era de 29,1 millones) y la de Alicante ha crecido ligeramente, al alcanzar 778.000 euros, unos 50.000 euros más que los datos registrados en 2017.

Como ocurre en los ayuntamientos, también la comparación de la actual deuda viva de las entidades provinciales con la que presentaban en 2012 resulta escandalosa. En aquel año la Diputación de Valencia, presidida entonces por Alfonso Rus, adeudaba a las entidades financieras 364,5 millones de euros, con lo que el recorte ha sido de casi el 69 %. La deuda viva en 2012 de la Diputación de Alicante llegó a los 102,5 millones de euros, y la de Castelló sumaba 84 millones de euros.