La ceremonia de toma de posesión de los miembros del nuevo Consell dio pie ayer a algunas circunstancias curiosas. Los once consellers prometieron el cargo, ninguno lo juró. Todos lo hicieron en valenciano, excepto Ana Barceló y Carolina Pascual, que optaron por el castellano.

Pero el hecho que ha llamado más la atención es la fórmula protocolaria diferente que han empleado los miembros del Consell por Unides Podem, Rubén Martínez Dalmau y Rosa Pérez Garijo. Ambos han evitado prometer lealtad al rey, como sí han hecho los demás, que han leído el mismo mensaje protocolario. Este habla de «cumplir con fidelidad las obligaciones del cargo de conseller con lealtad al rey, guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado y el Estatuto de Autonomía de la Comunitat Valenciana y mantener el secreto sobre las deliberaciones del Consell».

Fidelidad a la Generalitat

GeneralitatEl vicepresidente segundo y la consellera de Participación cambiaron el contenido y ella manifestó así su voluntad de actuar con «fidelidad a la Generalitat». El Estatuto de Autonomía dijo que lo acatará «sin engaño». El acto fue de abrazos emotivos, como el de Mónica Oltra con Vicent Marzà o con Mireia Mollà. Más frío ha sido el manetnido entre Oltra y la consellera Gabriela Bravo.

Dalmau ejerció ya de vicepresidente segundo. Entró al Saló de Corts del Palau de la Generalitat junto a Puig y Oltra y dio un tercer saludo a todos los consellers después de los de los líderes de PSPV y Compromís. Por si alguien dudaba de la esencia tripartita de este gobierno.

El acto reunió a dirigentes de los tres partidos, algunos de los cuales están a la espera de entrar, o no, en el segundo escalón. Era uno de los comentarios en los corrillos. El delegado del Gobierno y el alcalde de València asistieron asimismo a la ceremonia. Estuvieron también representantes empresariales y sindicales. Joan Lerma fue el único expresident.