Un hombre de 52 años murió el sábado como resultado de una brutal cogida en las fiestas del Cristo de l'Alcora. El fallecido, de 52 años y vecino de la Vall d'Uixó, es la cuarta víctima mortal de los festejos de «bous al carrer» en lo que va de año.

A.E.L., la víctima, sufrió una de las cogidas más estremecedoras que se recuerdan en los últimos años cuando fue alcanzado por el morlaco, que le embistió de forma reiterada contra uno de los cadafales de la calle durante más de medio minuto. El toro corneó en varios puntos al hombre, resultando especialmente grave la herida que presentaba en el muslo y que le afectó a la arteria femoral, además de los graves golpes en la cabeza.

Solo en la Comunitat Valenciana ya han muerto cuatro hombres en los «bous al carrer» en 2019: la primera, en abril, fue un joven de 19 años de Xilxes, que sufrió una cogida en la ingle que le provocó una gran hemorragia; a principios de mes, otro joven de 26 años recibió una cornada de 20 centímetros en Pinoso; y Vicente Asensio murió al ser alcanzado por el Torico de la Cuerda en Chiva.

La muerte del vecino de la Vall d'Uixó hace que 2019 sea el segundo año con más fallecidos de los últimos cinco. En l'Alcora, ayer, continuaron todas las celebraciones tal y como estaban previstas, pero las banderas ondearon a media asta por la cogida mortal.

Las muertes en los «bous» se concentran en los meses de verano como consecuencia del aumento de festejos locales que incluyen celebraciones taurinas en su programa. Un descuido, un traspiés o una temeridad pueden dar lugar a un desenlace fatal.

El recuento de fallecidos en el último lustro comienza el 11 de mayo de 2015, cuando un joven de 33 años fallecía tras nueve días en el hospital de Dénia por la cornada de una vaquilla en el muslo.

Ese mismo año, Miquel Seriol, de 85 años y con honda afición taurina, se desnucó en Gata de Gorgos tras ser embestido y caer de espaldas dentro de la ratera. Por otro lado, «El Jotero», un conocido recortador, falleció en Onda como consecuencia de una triple cornada. Y en Museros, un aficionado de 32 años murió por las graves heridas que le provocó una espectacular cornada cuando intentaba refugiarse del toro tras los barrotes. En total en 2015, fallecieron siete personas en los «bous al carrer».

En 2016, la cifra de muertes se redujo de forma considerable: solo dos cornadas fueron mortales, igual que en 2017 y 2018.

Dos mil festejos más

La seguridad no es una cuestión baladí para asistentes ni participantes, pero resulta especialmente importante para las peñas taurinas, cuyo objetivo principal es «la seguridad y el bienestar animal», explica Vicente Nogueroles, presidente de las peñas de «bous al carrer» de la C. Valenciana.

«El riesgo cero no existe», explica Nogueroles al tiempo que admite que es «necesario que tanto quienes participan como quienes observan sepan que están en una actividad de riesgo desde que acceden al recinto». Pese al aumento de víctimas, «que no se pueden ni deben negar», Nogueroles explica que en los tres casos «el dispositivo sanitario ha sido excelente» y que los tres hombres fallecieron casi en el acto. Sin embargo, las peñas analizarán, en octubre y como cada año, los fallos y las posibles mejoras con la Agencia Valenciana de Seguridad y Respuesta a las Emergencias, el colegio de médicos, el de veterinarios y el de arquitectos.

La Comunitat celebra al año cerca de 9.000 festejos en los que hay presencia taurina, que dejan unos 600 heridos. Sin embargo, Nogueroles apunta que no todas los actas por heridas tienen relación con los astados. «La mitad de los 'bous' se celebran en fin de semana, en muchos municipios los ambulatorios están cerrados y es la organización la que atiende desde una torcedura de tobillo o un mareo hasta una herida por cornada», detalla.

Ni las polémicas, ni el riesgo, ni la ideología animalista logran frenar esta tradición. Tampoco las leyes surgidas en 2015 con el cambio político en muchos ayuntamientos. De hecho, según las cifras que barajan las peñas, se celebran unos 2.000 festejos más que hace cinco años. «La fiesta no entiende de ideología política, da igual que el gobierno de un pueblo sea de izquierdas o de derechas: el pueblo pide toro», concluye Nogueroles.