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Sin datos reales: las cuentas de 2020 serán las más complicadas para la izquierda

El jefe del Consell admite que si no se conforma un Gobierno en Madrid el presupuesto entra en un espacio de total inestabilidad

En unas semanas, el conseller de Hacienda, Vicent Soler, publicará la orden de elaboración de los presupuestos de la Generalitat para 2020. Unas cuentas que van a ser las más complicadas de configurar de la historia del Botànic. La coalición de gobierno ha logrado aprobar los cuatro presupuestos consecutivos en sus años de gobierno y todas las tensiones que ha tenido han sido de carácter político, la mayoría por las presiones del entonces socio externo, Podemos, que especialmente en las cuentas de 2018 estuvo muy cerca de tumbarlas, con la abstención a la ley de acompañamiento que obligó al Botànic a apoyarse en cuatro diputados que meses antes habían abandonado la disciplina de Ciudadanos. Pero la complicación de los presupuestos de 2020 no llega por la vía política, aunque de algún modo también.

La inestabilidad en Madrid, con un Gobierno en funciones, un panorama ya casi preelectoral, unos presupuestos del Estado que ni están ni nadie espera, y una quimérica reunión del Consejo de Política Fiscal Financiera (que no se ha convocado en un año pese a que la ley obliga a realizar dos reuniones anuales), y donde debería quedar claro el techo de gasto o los recursos con los que contarán las autonomías para 2020, configuran un cóctel letal. Por eso, fuentes conocedoras de la preparación de las cuentas apuntan a Levante-EMV que los presupuestos del Consell tendrán que basarse en estimaciones pero con pocos datos reales.

En este punto, y con la Generalita obligada a acometer recortes, los socios son conscientes de que serán inevitables, aunque por una pura cuestión de relato y probablemente de estrategia electoral, en ocasiones la sensación que proyectan PSPV y Compromís es que cada uno va por su cuenta.

Con todo, de las tres graduaciones que se podrían dar en la escalada de ajustes o recortes, PSPV y Compromís convienen en no pasar del primer estrato, «defcon 1», lo llaman en la conselleria. Ese punto, en el que estamos, es el de la retención voluntaria por parte de cada conselleria de los créditos necesarios y que no requiere que pase por el Consell. El segundo sería un acuerdo de no disponibilidad que ya requeriría de votación en el seno del Consell y el tercero sería el cierre anticipado del presupuesto para no gastar un céntimo más, algo que ya hizo por ejemplo Cataluña en agosto o Alberto Fabra (PP) en los peores momentos.

En ste sentido, el presidente, Ximo Puig, admitió ayer que la inestabilidad afecta «y por eso hay que hacer ejercicio de realismo político» y recordó que hay autonomías que han cerrado ya su presupuesto, como Cataluña. «Hay que ser reivindicativo y responsable porque venimos de un modelo de financiación fallido», aseguró. Puig afirma que el nuevo escenario está sometido a si hay o no Gobierno en Madrid. «Si no, entramos en un espacio de absoluta inestabilidad de cara a la conformación de presupuesto», dijo el presidente.

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