«Con ánimo de menoscabar gravemente la integridad psicológica de su pareja» le asestó dos cuchilladas a su propia hija, de apenas dos años y diez meses, mientras mantenía una conversación telefónica. Así, con el único fin de «ocasionarle mayor dolor y desasosiego» le dijo que se estaba muriendo. De igual modo, antes de entregarse a la Policía Local de Benifaió, telefoneó al abuelo materno de la pequeña y le manifestó: «Está muerta, es vuestro regalo de cumpleaños».

El presunto autor del brutal intento de asesinato -la menor sobrevivió a las graves heridas tras 37 días hospitalizada- se enfrenta ahora a una pena de 30 años de prisión por los delitos de asesinato en grado de tentativa y lesiones psíquicas. El juicio por estos hechos, cometidos el 15 de enero de 2017 en la localidad de Benifaió, comienza esta semana en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de València.

Sara Majarenas, madre de la pequeña y también víctima de la violencia machista del acusado, cuyo objetivo matando a su propia hija era precisamente causarle el mayor dolor posible a su expareja, se encontraba interna en el centro penitenciario de Picassent, donde cumplía condena por pertenencia a la banda terrorista ETA. Allí convivía en el módulo de madres junto a su hija entre semana.

El 15 de enero de 2017, aprovechando uno de los fines de semana en los que tenía a su cargo a su hija, Stytianos M., de 52 años y nacionalidad griega, mantuvo una discusión telefónica con la madre de la niña y tras «recriminarle determinados aspectos de la relación con los padres de ésta», cogió dos cuchillos de cocina de unos 14 centímetros de hoja. Así, «con ánimo de acabar con la vida de su hija y dirigiéndose a ella de manera insensible», el acusado sin mediar palabra alguna con la menor, de manera «inesperada y sorpresiva», le asestó dos cuchilladas a la pequeña de dos años y diez meses, una en la espalda y otra en el costado izquierdo, todo ello según el relato del Ministerio Fiscal.

Dada la corta edad de la menor ésta no tuvo posibilidad alguna de defenderse. Además, ya que su fin último era causarle «mayor dolor y desasosiego» a su expareja, continuó hablando por teléfono con ella diciéndole que la niña se estaba muriendo. De hecho, cuando posteriormente se entregó en el retén de la Policía Local de Benifaió, el procesado manifestó que había matado a su hija.

Tratamiento psicológico

La pequeña sobrevivió al ataque pero requirió de tratamiento quirúrgico y las lesiones tardaron en curar 90 días. Además padece secuelas, tanto físicas como psicológicas. Tanto la niña como la madre han tenido que recibir tratamiento psicológico por el trastorno traumático que les produjo el intento de asesinato.

La Fiscalía solicita por estos hechos una pena de 30 años de prisión por un delito de asesinato en grado de tentativa en concurso medial con otro de lesiones psíquicas a la madre de la pequeña. Asimismo pide una orden de alejamiento de 2.000 metros respecto de la madre y de la hija durante siete años posteriores al cumplimiento de la pena, que incluye la prohibición de entrada en el País Vasco, donde residen actualmente ambas tras obtener la libertad Majarenas.

De igual modo, en concepto de responsabilidad civil, solicita una indemnización de 56.750 euros para la menor, por las lesiones, los daños morales y las secuelas, y de 30.000 euros para la madre.