«Nos han robado a Pol». Así comienza la conversación con Sara, pareja de Juan y madre adoptiva de un perro que fue «secuestrado» el pasado 20 de agosto en Riba-roja del Túria por la dueña del refugio del que lo sacaron, explica a Levante-EMV. ¿El motivo? Que la mascota estaba desatendida y en muy mal estado debido a que Juan padece el síndrome de Asperger y eso dificulta los cuidados y atenciones que necesita un animal. «Eso fue lo que nos dijo la propietaria del refugio», aseveraSara.

Ante esta situación la pareja decidió interponer una demanda el pasado 21 de agosto en la Policía Local de Riba-roja del Túria. Según el documento al que ha tenido acceso este periódico, desde que la pareja decidió adoptar a la mascota a finales de 2018, la propietaria del refugio de animales con sede en Albalat de la Ribera les ha puesto problemas para legalizar la adopción de Pol.

«Empezamos a llamar a la dueña de la perrera en noviembre para que nos diera el contrato de adopción y la documentación del perro para poder seguir el calendario de vacunaciones así como los diferentes tratamientos, pero no nos cogía el teléfono», denuncia Sara. Finalmente, consiguieron contactar con ella «y le planteamos que ya que no respondía a nuestras llamadas para facilitarnos los papeles, que viniera ella con nosotros al veterinario y ahí aclararíamos la situación», explica la pareja de Juan.

Es en ese preciso momento cuando entregan a Pol a la propietaria del refugio y ya no lo vuelven a ver más. «La mujer alegó que el perro estaba muy nervioso y en muy malas condiciones cuando lo recogió y que lo llevó a dar una vuelta para que se relajase».

Esto, según Sara, es rotundamente falso. «Pol está en perfectas condiciones y tiene los cuidados que necesita, la persona que tenía antes a nuestro perro en acogida, Elena, lo sabe y es testigo de ello», dice la mujer que también pone de manfiesto que la propietaria de la perrera ha difundido datos personales, tanto de ella como de su pareja, y «se ha dedicado a decir que Juan tiene tendencias suicidas, conductas violentas y que es imposible mantener una conversación con él sin alterarase».

Con todo, la situación que Juan y Sara viven desde hace más de un mes es desoladora. Tal como relata la mujer, debido a esta situación «Juan ha perdido su puesto de trabajo, nuestros hijos están muy tristes y la otra mascota que tenemos, también». «Pol es muy importante en nuestras vidas y es uno más de la familia». Además, la pareja no sabe con exactitud el paradero del perro «creemos que lo tiene ella o si no, alguien muy cercano de su entorno».

Este periódico ha intentado contactar con la propietaria del refugio de animales pero no ha obtenido respuesta. Un comunicado publicado en el perfil de Facebook de la protectora el 28 de agosto dice que Pol nunca fue retirado a la familia preadoptiva por estar mal cuidado y que fueron ellos los que pidieron que acudieran a por el y lo llevaran al veterinario ya que no podían hacerse cargo de los gastos. El escrito coninúa diciendo que el 20 de agosto, Juan envío un mensaje a una colaboradora de la protectora solicitando asistencia «urgente» para Pol y la dueña de la protectora se puso en contacto con Sara y Juan para informarle de que iban a recoger al perro para llevarlo a una clínica veterinaria el día siguiente.

Ya en Riba-roja, prosigue el escrito, Juan entregó voluntariamente a Pol a la dueña de la perrera, quien al ver el alto grado de ansiedad que presentaba el animal, informó a Juan de su intención de dar un «largo paseo» antes de subir al coche cuando de repente, el denunciante «se puso a gritar que le habían robado al perro, que era una ladrona y que la iba a denunciar». Ante esto, la dueña del refugio optó por seguir su camino y no armar más escándalo.

A partir del día siguiente, el 21 de agosto, la protectora de animales manifiesta que comenzó «una campaña de difamación sin precedentes en las redes sociales en contra de la entidad capitaneada por Sara, la pareja de Juan a la que no conocemos de nada ni hemos intercambiado palabra alguna con ella», plasman en el comunicado.

«Malentendido»

Respecto a Pol, la perrera informa que está en casa de «una persona a la que conoce desde hace años, y perfectamente atendido y que jamás se han planetado llevarlo de nuevo al refugio o volverlo a poner en adopción». El comunicado finaliza lamentado la situación que se ha generado «ya que nuestra intención era resolver el malentendido de la mejor manera posible, pero no nos dejaron» y alegan que la única solución posible se encuentra en la vía judicial. «Creemos que sirealmente querían recuperar al perro deberían haber acudido a nosotros directamente, y no a las redes sociales, porque hablando se entiende la gente», puntualizan.