El temporal de los últimos días se ha tragado las playas de la Marina Alta y ha devuelto a tierra plásticos y miles de toallitas húmedas de váter. También ha destruido totalmente la popa del ferri Pinar del Río, de la compañía Baleària y que encalló el pasado 16 de agosto en la escollera norte del puerto de Dénia. El barco ha quedado medio hundido. Mucho más no se puede ir a pique, ya que se asienta (más bien, está atrapado) sobre las afiladas rocas del dique.

La gota fría dejó ayer en la comarca más lluvia, una fuerte tormenta eléctrica y un vendaval que alcanzó los 90 km/h en la cumbre del Puig de la Llorença del Poble Nou de Benitatxell. En esta cima, el viento ha derribado (ocurrió el miércoles, pero trascendió ayer) una gran antena. Ya se está reparando. Ayer la policía cerró el acceso a este pico por los rayos.

La tempestad ha demostrado que el mar se ha convertido en un inmenso vertedero de toallitas contaminantes e indestructibles. Las familias las arrojan al retrete y, entonces, empieza a cobrar vida el llamado monstruo de las alcantarillas. Se forman grandes tapones de fibras sintéticas que atascan las redes de saneamiento. Y lo peor es que estos residuos fibrosos y contaminantes llegan, a través de los emisarios submarinos, al mar.

El fuerte oleaje ha escupido en el Segon Muntanyar de Xàbia miles de estas toallitas, ya convertidas en repulsivas hebras que se enganchan a las rocas. Este litoral queda de tanto en tanto salpicado por estos residuos. También las barcas de pesca los atrapan en sus redes. El temporal, al sacar a tierra gran cantidad de estas toallitas, retrata el enorme impacto ambiental de unos residuos que contaminan los fondos marinos.

Mientras, el ferri de Baleària ha perdido gran parte de su popa. El casco y la bodega de carga están totalmente sumergidos. Las olas han desgajado trozos del patín de estribor y de la popa. Esos pedazos están esparcidos en las rocas del dique y también flotan por la bocana. Eso sí, este barco, que es de aluminio y se construyó en 1992 en un astillero de Tasmania (Australia), ya tampoco se hundirá mucho más. Está asentado sobre las afiladas rocas de la escollera.

Baleària y la empresa hispano-holandesa Ardentia Marine, contratada para reflotar el buque (operación que luego se descartó y se optó por desmontarlo in situ y sacarlo a piezas), se enfrentarán cuando amaine el temporal a la complicadísima tarea de retirar un barco que está inundado e incrustado en las rocas. El lunes se cumplirá un mes del accidente marítimo. El Pinar del Río, construido en Tasmania, botado en Montevideo y que ha realizado, entre otras conexiones, la del Estrecho, ha acabado sus días en la escollera de Dénia. El mar ha acelerado su desguace.

Daños en las playas

La Marina Alta sigue evaluando los daños que ha dejado la DANA o gota fría. Las playas han quedado arrasadas. El viento y el mar han destrozado hamacas, sombrillas y chiringuitos. Los empresarios que tienen estas concesiones han acabado muy mal el verano.

En Dénia, los peritos acudieron ayer a las casas y negocios a hacer una primera estimación del destrozo del tornado. En el restaurante Fernando, que fue el primero que recibió el impacto del torbellino que tocó tierra en la playa del Raset, los daños suben a 400.000 euros. Su propietario y numerosos operarios trabajaban ayer a destajo para abrir hoy de nuevo. Las cámaras del restaurante grabaron el tornado que en este local arrancó parte del techo y retorció una carpa de metal. Sorprende que cuando alcanza su máxima energía se produce un gran resplandor.

El tornado dejó un reguero de destrucción en una trayectoria de unos 500 metros que terminó en el pabellón municipal, que quedó arrasado y ya irrecuperable (lo más probable es que se derribe lo que ha quedado en pie y se construya uno nuevo), y en el Centro de Desarrollo Turístico (CdT). En este edificio, de apariencia muy sólida, se han desprendido falsos techos y han volado ventanas y cristaleras. Se ha suspendido la actividad educativa. Además de los alumnos propios del CdT, estudian aquí unos cien jóvenes de tres ciclos de Formación Profesional del instituto Maria Ibars.

Las fuertes lluvias han sacado a la luz problemas estructurales de la Marina Alta. Xàbia cerró la noche del jueves el acceso al puente de la desembocadura del río Gorgos. Presenta grandes grietas. El tablero está deteriorado. Desde hace años se desvía a los camiones y a los autobuses. El puente no está para muchos trotes. Y es clave, ya que conecta el nucleo del puerto y el del Arenal por el litoral de Primer Muntanyar. El ayuntamiento sacó a la licitación la construcción de un nuevo viaducto, pero la empresa adjudicataria le salió rana.