Muchos vecinos y vecinas de la comarca de la Vega Baja lo han perdido todo, algunos incluso la vida, por el desbordamiento del río Segura. En los próximos días habrá tiempo de evaluar los daños y de limpiar e intentar que su día a día vuelva a la normalidad. Pero ayer, sus calles seguían inundadas y sus casas inhabitables. Entre otros asuntos, porque no disponían ni de suministro eléctrico ni de agua potable. Los municipios más afectados tras las lluvias de la madrugada de ayer eran Almoradí, Dolores y Rafal. Había que salvarse dejando todo a merced del agua y en ello se emplearon a fondo los equipos de rescate.

Los miembros de la Unidad Militar de Emergencia (UME) junto con el Mando de Operaciones Especiales (MOE), también conocidos como «boinas verdes», repartieron víveres entre los habitantes de estas localidades. En helicóptero y embarcaciones les hacían llegar agua y comida. «El objetivo es rescatar a todo el mundo, una fase que está prácticamente terminada, y especialmente dar alimentos y agua», señalaba la subdelegada del Gobierno en Alicante, Araceli Poblador. La situación que se está viviendo estos días en la zona es de catástrofe.

En la localidad de Dolores, el ayuntamiento, además de repartir víveres y medicamentos, trasladaba a sus vecinos al albergue del Centro Cultural, que quedó habilitado como cobijo para aquellos que no podían entrar en sus viviendas y no tuvieran otra alternativa.

Los servicios de emergencia pidieron también a todos los vecinos que bajaran los automáticos de la electricidad de las viviendas para impedir que se produjera un incidente por el contacto con el agua.

Desabastecimiento

Otra de las consecuencias de las inundaciones fue el desabastecimiento, ayer, de algunos supermercados en la zona de Alicante.

El corte de carreteras por culpa de la gota fría impidió a los camiones que realizan el reparto de producto fresco llegar a algunos establecimientos y eso generó imágenes de estantes y refrigeradores prácticamente vacíos, por ejemplo en un local de Alcoi.

Una de las empresas que se vio afectada por esta situación explicó a este periódico que se trataba de una «situación puntual» que se produzco a primeras horas en «unas pocas tiendas» de la zona de Alicante, que no pudieron abrir con todo su lineal al completo. El abastecimiento de los supermercados se fue completando a lo largo del día a medida que se podían superar las dificultades que las lluvias habían provocado en las carreteras.