Unos 70 voluntarios de la ONG valenciana Xaloc llegados de diversos puntos de la península y de las islas canarias han custodiado, desde el pasado 5 de septiembre y hasta el próximo viernes, cerca de 80 huevos de tortuga boba en las dunas de El Saler a la espera de que se complete la eclosión y poder reintroducir estos animales en el Mediterráneo.

Según ha explicado la responsable de comunicación de Xaloc, Carla Eymar, la vigilancia se ha producido durante las 24 horas del día e incluso durante el pasado temporal, cuando el Parador de El Saler -colaborador del proyecto que facilita la manutención, servicios, aparcamiento y wi-fi a voluntarios- ofreció sus habitaciones a quienes vigilaban el nido.

La asociación Xaloc ha sido la entidad autorizada, por parte de la Conselleria, para la gestión del voluntariado y del 'Campamento Tortuga 2019', para así asegurar al máximo la supervivencia de estos huevos y dar a conocer la existencia de estos emblemáticos animales en el litoral valenciano.

Los huevos fueron puestos en una playa del litoral de Castelló, pero fueron trasladados a València por técnicos de la Universitat de València hasta una playa protegida en una zona de reserva integral del Parque Natural de l’Albufera, cerrada al uso público, para aumentar las posibilidades de supervivencia de los huevos.

En total, se contabilizaron 112 huevos, de los que 32 se llevaron a las instalaciones del ARCA del Mar de la Fundación Oceanogràfic para su gestación en incubadora y ya han nacido ocho ejemplares, mientras que el resto, 80 huevos, son los que permanecen en la playa.

«Los huevos que no hayan eclosionado el próximo jueves serán exhumados igualmente, porque hay riesgo para la supervivencia de las tortugas que ya han nacido», y de las que sólo se tiene constancia por los movimientos de la tierra y el hundimiento de nido, dado que están bajo los huevos y todavía nadie las ha visto, explica la portavoz de Xaloc.

La vigilancia del nido en esta ocasión ha tenido una dificultad añadida, como fue el intenso temporal que afectó a la mitad sur de la Comunitat y que incluso arrancó las tiendas de campaña y otros elementos del campamento.

«Afortunadamente el nido estaba bien preparado con unas lonas y unas maderas y logramos que no entrase ni el agua del mar ni la lluvia».

La diferencia temporal entre los nacimientos registrados en el Oceanogràfic y el nido natural se debe a que los primeros permanecen a una temperatura controlada y en una incubadora, mientras que los segundos han sufrido las inclemencias de un final de verano con variaciones intensas de temperatura.

«A pesar de todo, es probable que el proceso natural sea más exitoso», destaca Carla Eymar.

Este es el quinto nido del que se tiene constancia desde 2007 de tortuga boba en la Comunitat Valenciana, si bien se tiene constancia de otros 10 intentos -la tortuga realizó el agujero, pero finalmente no pudo poner huevos-, por lo que «parece claro que esta especie ha decidido quedarse en las costas valencianas».

El hallazgo fue realizado por particulares que dieron aviso a la Policía Local y a través del teléfono de Emergencias de la Generalitat 112 se activó la Red de Varamientos, compuesta por la Conselleria de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica, la Universitat de València y la Fundación Oceanogràfic.

Una vez eclosionen los huevos, los neonatos se liberarán en la playa donde puso los huevos la tortuga el pasado 13 de julio, en Castelló, aunque se seleccionará algunos ejemplares para estudiarlos un año en cautividad y serán marcados para poder estudiar su desplazamiento con una tecnología que facilitará la Universitat Politècnica de València.

El desove de tortugas bobas en las costas españolas es un fenómeno muy poco frecuente, hasta el extremo de que en los últimos dos siglos no hubo ni un solo registro y el primero fue en 2001 en Andalucía.