«Hay que estar preparados, pero es inevitable que haya inundaciones cada 30, 40 o 50 años en la Vega Baja». Juan Bautista Marco, catedrático de Ingeniería Hidráulica de la Universitat Politècnica de València (UPV), afirma con rotundidad que se debe estar preparado ante las intensas precipitaciones y episodios de gota fría como el que acaba de pasar, pero asegura que las soluciones en la comarca del sur de Alicante son «muy complejas» y que ha sucedido «lo que ha pasado toda la vida: en los últimos 500 años ha habido 30 o 40 riadas en Orihuela». Según explica, para que las consecuencias del temporal hayan sido tan devastadoras en el sur de la Comunitat Valenciana se han dado tres factores, además de la fuerte lluvia: el río está a un nivel más alto que el resto del terreno; las precipitaciones cayeron en zonas sin presas ni pantanos («están más arriba»); y el terreno es «a partir de Dénia y en todo el sur más impermeable que en València» («el nivel freático está a dos palmos del terreno»).

Pero, ¿qué se puede hacer para evitar que esta tragedia vuelva a ocurrir? «Tiene muy mala solución, es el problema más complicado de la Comunitat Valenciana, muchísimo más complejo que el del Xúquer», apunta Marco. Por un lado destaca que el plan del Segura se hizo a la vez que el río de la Ribera, pero «no se pudo construir un pantano como el de Tous porque en el valle del Segura hay muchos más pueblos, estaríamos hablando de trasladar a 50.000 o 60.000 personas, y no hay sitio; hay presas medianas en los afluentes que esta vez no han servido». Una gran presa «podría resolver parte del asunto», pero el experto descarta esta opción porque el coste para la población, el económico y el medioambiental serían tales que «no es asumible». Otra posible solución sería «el desvío del río -uno nuevo- a su paso por Orihuela» lo que «ayudaría», expone, «aunque el problema no desaparece del todo: se trasladaría a otros pueblos y el impacto ambiental sería muy fuerte» también en este caso. A esto, cabría sumar la distancia con el mar, que en esta zona es mayor de lo que ocurre en la Ribera o en València, con el nuevo cauce.

Por eso, el catedrático insta a seguir trabajando como ahora. A pesar de las inundaciones, que considera inevitables», afirma que «se ha avanzado bastante». Por ejemplo, cuenta que ahora los planes de ampliaciones o las construcciones de la zona «se hacen con lupa», pero lamenta que en la Comunitat Valenciana «no somos suficientemente conscientes de que en la Vega Baja tienen un problema muy difícil, porque están a 200 km de València y solo a 30 de Murcia». «Hay que actuar en todos los sentidos, tanto en la prevención como con obras, pero no hay una receta mágica», resume.