Volvía el presidente del Consell a una sesión de control en las Corts siete meses después. Había expectación por ver de nuevo a los líderes de los partidos valencianos en la pugna dialéctica con el también dirigente socialista. La oposición ha crecido y donde antes había dos partidos ahora hay tres.

Al PP ya se le conoce. Su forma de hacer oposición no ha cambiado. Cantó sí ha excitado a Cs. El líder de Ciudadanos llevaba semanas preparando su debut en una sesión de control. En capacidad de teatralización nadie le gana. A adjetivos para descalificar al presidente, tampoco: «Berlusconi de Morella», «comisionista», «cobra sobresueldos». Por su dureza daría el pego como portavoz de Vox. Ayer ofreció datos y un gráfico sobre el dinero en publicidad institucional que Puig aseguró que eran directamente falsos. «Usted y el respeto son incompatibles». «No conoce el respeto», le respondió el presidente en varias intervenciones. Morera tuvo que llamar la atención a Cantó, que registró una pregunta sobre recortes, pero no hizo mención a ellos. Pero el presidente de las Corts no quiere mártires y le dejó hablar.

Los aplausos del PP se notan menos, su bancada ha menguado. Los que antes resonaban poco, Ciudadanos, se sienten más fuertes. Muy desangelado al final de la legislatura pasada su resultado electoral le ha activado. Nunca la derecha valenciana estuvo tan fragmentada. Interpeló Vox por primera vez. La Mesa se mostró magnánima y perdonó a la ultraderecha que registrara fuera de plazo su pregunta. En cambio, el partido radical aún tiene el discurso poco afilado en la mayoría de temas. Incluso sorprendió su tono tan respetuoso hacia el presidente, el representante del Estado en la Comunitat Valenciana. La síndica de Vox ya fue la primera que llamó a Puig cuando la gota fría inundó la Vega Baja. Ayer su estilo nada tuvo que ver con el de Cantó o Bonig. «Con todo el respeto que me merece usted y todo su gobierno», le dijo a Puig, que se solidarizó con la portavoz ultra en Elx que sufrió violencia machista, algo que el partido radical niega.

Coincide toda la derecha en los temas. Recortes, presuntas ayudas a familiares de Puig, acciones en medios, una entrevista en un lote publicitario en un diario británico. Se vislumbra una dura batalla para sacar nuevas críticas. Ya se han producido acusaciones de plagio. De momento, las derechas se repiten.

En la izquierda el cambio más palpable es que Unides Podem ha bajado el pistón. Su papel es ahora totalmente institucional. Ha renunciado a repreguntar al presidente y a las interpelaciones a los consellers.

Compromís optó por un tema de calado, la necesidad de acelerar la ley del juego. Las apuestas deportivas son ya una lacra, pero no es una cuestión que ponga en apuros a Puig.

El síndic socialista, Manolo Mata, quería preguntar en la sesión de control. Después se desdijo. No hubo pregunta socialista. Tampoco tiene sentido que el partido del presidente le cuestione, porque al final la pregunta es enjabonamiento.