Investigadores del Instituto de Investigación Sanitaria de La Fe (IISLaFe) han descubierto una molécula gracias a la que se puede detectar en un análisis de sangre el rechazo de una persona tras un trasplante de corazón, incluso en sus etapas más leves.

Este descubrimiento, que se recoge en un estudio publicado ayer en la revista «Scientific Reports», del grupo Nature, abre una nueva puerta al seguimiento de pacientes trasplantados de corazón ya que, hasta ahora, el método para vigilar si el cuerpo del receptor rechaza o no el nuevo órgano es realizar «varias biopsias cardiacas en los primeros años», un procedimiento «invasivo que supone un riesgo para los pacientes trasplantados».

El estudio, dirigido por los doctores de La Fe Esther Roselló-Lletí y Manuel Portolés, muestra cómo mediante un análisis metabolómico en plasma humano, se puede localizar una molécula que es un excelente biomarcador del rechazo en pacientes sometidos a un trasplante cardíaco.

En la investigación han colaborado, además, Estefanía Tarazón del grupo de Disfunción Miocárdica y Trasplante Cardíaco y Luis Martínez-Dolz, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Universitario y Politécnico La Fe de Valencia.

Según explicaron ayer desde el grupo de investigación, hace dos años ya se consiguieron avances en la detección no invasiva del rechazo tras un trasplante cardiaco (en España se realizan más de 300 al año). Así, en 2017, estos investigadores ya publicaron en «The Journal of Heart and Lung Transplantation» como biomarcador del rechazo cardíaco la molécula SERCA2a, implicada directamente en la contracción y relajación del músculo cardíaco y que participa en la progresión de la insuficiencia cardíaca.

Estudio en 60 pacientes

Ahora, su objetivo era seguir buscando más moléculas para mejorar esta detección no invasiva y gracias a fondos públicos del Instituto de Salud Carlos III del Ministerio de Ciencia han podido realizar un estudio metabolómico del plasma de 60 pacientes trasplantados y que presentaban tres grados diferentes de rechazo cardíaco.

Gracias a esta segunda investigación, el equipo ha descubierto un potente biomarcador, sphingosina-1-fosfato (S1P), que es además un metabolito relacionado con SERCA2a que ya tenían localizado desde dos años antes. Esta nueva molécula, que aumenta sus niveles sanguíneos durante el rechazo, es capaz de diferenciar incluso los grados más leves. Además, han estudiado en tejido cardíaco de pacientes trasplantados con insuficiencia cardíaca, las enzimas y receptores principales de S1P, confirmando esta molécula como un potente biomarcador, no invasivo, del rechazo tras un trasplante cardíaco.