Las mujeres acceden a la universidad mejor preparadas, obtienen mejores resultados y terminan sus estudios en menor tiempo que los hombres, aunque este rendimiento no es reconocido por el mercado laboral, ya que logran puestos de trabajo menos estables y un 9,5 % peor remunerados. Aunque parten de la misma formación, solo el 46 % de las universitarias tiene contrato indefinido a los cuatro años de graduarse, frente al 60 % de los hombres, que cobran 2.624 euros más.

Así lo ponen de manifiesto los datos de afiliación a la Seguridad Social de los egresados en títulos de grado y ciclo (licenciaturas y diplomaturas) en el curso 2013-2014 publicados por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades y que analiza su inserción laboral en los 4 años siguientes a la graduación, desde 2015 a 2018.

Desigualdad de ingresos

Según el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie) y Fundación BBVA, esta desigualdad en los ingresos existe en todos los ámbitos de estudio cursados, salvo en las titulaciones relacionadas con Matemáticas y Física y Química.

En el curso 2018-2019 cerca de 1,3 millones de estudiantes cursaron un grado en las universidades españolas y el 55 % eran mujeres, como también el 60 % de nuevos titulados. Ellas acceden a la universidad con una nota media de admisión de 8,89 frente al 8,57 de los hombres y el 33 % tiene una nota por encima del 10 (sobre 14), frente al 27 % de los hombres.

Las universitarias presentan una tasa de rendimiento casi 10 puntos superior a la de los hombres (81,8 % frente a 72,5 %), abandonan menos los estudios (19 % frente a 25 %) y se gradúan con mejor expediente (7,34 frente a 7,05 sobre 10). Además, el porcentaje de estudiantes que finaliza la titulación en el tiempo teórico previsto o antes es del 43 % en mujeres, casi el doble que en el caso de los hombres (24 %) en general.

Pese a ello, las graduadas presentan una tasa de afiliación en la Seguridad Social respeto al total de titulados en 2013-2014 del 45,5 % un año después de egresar y hasta el 71,9 % a los 4 años, frente al 49 % y 72,8 %, respectivamente de los hombres.

Estas pequeñas diferencias aumentan al analizar características relacionadas con la calidad del empleo, pues el 48,8 % de las universitarias contratadas por cuenta ajena tienen un contrato indefinido al año de graduarse, 8 puntos menos que los hombres y cuatro años después, se reduce en ellas al 46,1 % y en ellos sube al 59,6 %.

A los 4 años de graduarse, el 85,8 % de los universitarios afiliados a la Seguridad Social por cuenta ajena trabaja a tiempo completo, frente al 74,3 % de las mujeres y nada más graduarse, el 50,2 % de los hombres tiene una ocupación acorde con su titulación universitaria, frente al 46,7 % de las mujeres. Junto con el tipo de contrato y jornada, es en la remuneración donde la brecha entre hombres y mujeres es mayor. Nada más graduarse las mujeres asalariadas con jornada a tiempo completo tienen una base de cotización media anual de 20.538 euros, 2.078 menos que la base media de los hombres (22.616 euros).

Tras 4 años, los ingresos de ambos crecen un 22 % cada uno, y la brecha salarial entre ambos sexos se eleva a 2.624 euros, lo que supone un 9,5 % menos de ingresos respecto de los hombres. La situación menos favorable para las universitarias sobre la remuneración se mantiene con independencia del ámbito de estudio que hayan cursado, con la única excepción de matemáticas y estadística.