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Alumnos con necesidades especiales

Educación inclusiva: Mucha voluntad con escasos medios

La falta de recursos lastra la «inclusión real» en las aulas ordinarias a pesar del aumento de personal y las nuevas normativas impulsadas por Marzà

Francesca lee un cuento con su padre, en un parque. fernando bustamante

«En el colegio me dolía el corazón. Mis compañeros se metían conmigo, me decían cosas feas. Odiaba el cole. Eran malos conmigo». Es la voz de Francesca, una niña de 10 años con discapacidad que acumula una vida entre hospitales. Entra como un soplo de aire fresco. Le cuesta un poco andar debido a un problema de cadera, por eso es usuaria de silla de ruedas. Charra por los codos, aunque su voz suena metálica por el aparato que lleva tras una traqueotomía. Es extrovertida, le gusta el color rosa y quiere ser bailarina. Habla del cole en pasado, porque esta niña tiene asistencia domiciliaria. El profesor va a su casa, aunque solo sea una hora y media al día. Francesca no tenía apoyo específico en el colegio para ayudarla en su integración. Cuando expezó el «cole de mayores», con 3 años, su familia la matriculó en un centro ordinario. Sin apoyos en el aula, en el patio, en el gimnasio, en el comedor. Fue carne de acoso escolar y en segundo de Primaria abandonó la escuela para tener asistencia en casa.

Francesca es sociable así que está encantada con el nuevo proyecto piloto que tiene en marcha Cocemfe CV y que se centra en el asistente personal, una «figura laboral que desempeña un servicio que posibilita a las personas con diversidad funcional llevar una vida independiente al mismo tiempo que fomenta su autodeterminación, autonomía personal y toma de decisiones». La ayudante de Francesca se llama Míriam y la acompaña en el ocio de la pequeña. Cocemfe asume el gasto gracias a una diminuta subvención del IRPF que permite atender a cuatro familias. La previsión era mayor, pero el dinero da para lo que da. «Para que mi hija fuera al colegio ordinario necesitaría unos apoyos específicos que no le dan. Pasamos mucho tiempo en el hospital y por eso tiene asistencia domicilia. Mi hija no estaría bien en un aula ordinaria porque no podría ir con su asistente personal», explica la familia.

La figura del asistente personal se enmarca en la Ley de Dependencia, pueden solicitarla las personas de entre 3 y 64 años y ha empezado a despegar en la Comunitat Valenciana con muchas expectativas y varias lagunas, entre las que destaca la imposibilidad de que el ayudante de la niña o niño pueda entrar en las aulas «por no ser personal docente».

La problemática salió a la luz esta semana por el caso de Óscar, un joven de 12 años que empezó el instituto en compañía de un asistente personal que su padre paga de su bolsillo, hasta que la Conselleria de Igualdad le conceda esa misma ayuda. Siete días estuvo este niño con su auxiliar en el centro educativo. Luego, la Conselleria de Educación le prohibió la entrada, tras el compromiso de solucionar la descoordinación existente entre las dos conselleries durante esta legislatura y regular la figura del asistente personal para que pueda entrar en los centros educativos, habida cuenta de que el objetivo es fomentar la inclusión «en educación y el mundo laboral». Pero esa regulación -que incluye la creación de esa misma figura especializada en menores- puede tardar 4 años.

Misma crítica

La abogada de la familia de Óscar, Sandra Casas, y fuentes de Cocemfe realizan la misma reflexión: «Negar el asistente personal es como si a un niño con movilidad reducida le quitas la silla de ruedas en la puerta del cole y le dices que entre. Si a nadie se le ocurriría quitarle la silla de ruedas, nadie debería quitarle el asistente personal a un menor con TEA o cualquier otro tipo de diversidad o necesidad especial». Casas añade que la Conselleria de Educación «deja a los profesores a los pies de los caballos porque los atienden como pueden y con buena voluntad, pero al final algunos centros toman la drástica medida de expulsar al menor con necesidades especiales si éste da 'problemas' por carecer de apoyos. El asistente personal tiene por finalizada la inclusión en el sistema educativo y hay que solucionar este tema ya».

Desde la Plataforma Defensa TEA también hacen hincapié en el tiempo porque «nuestros hijos no pueden esperar más». «La educación inclusiva sin recursos es imposible. Y al historia se repite. Faltan educadores, pero también PT (Pedagogía Terapéutica) y AyL (Audición y Lenguaje). El asistente personal es una gran ayuda así que deben regularla ya y permitir su entrada en las aulas», recalca el portavoz de la Plataforma, Alejandro Amblar. Y se pone a enumerar casos. Cocemfe, por su parte, destaca el buen funcionamiento de la educación incluiva «para el colectivo ciego y eso es así por el convenio que tiene el Consell con la ONCE», por lo que «si surge algún problema, es algo puntual. La educación inclusiva, lamentablemente, no funciona aunque haya mucho escrito en el papel».

Más personal y más normativa

Todas las fuentes consultadas recalcan el cambio que supuso la llegada del Botànic en cuanto a educación inclusiva se refiere, aunque critican «la falta de recursos para que esa teoría se torne realidad». De hecho, la Conselleria de Educación remite cuatro folios con todas las actuaciones que se han llevado a cabo al respecto, que no son pocas.

En primer lugar, la conselleria que dirige Vicent Marzà destaca el aumento de personal, con una atención directa de más de 6.800 personas, «cerca de 1.000 más que cuando gobernaba el PP». «A estos más de 6.800 docentes y personal de apoyo se añaden los 3.529 profesores que este curso se dedican a desarrollar el Programa d'Actuació per a la Millora (PAM), que da respuesta a las necesidades educativas y de compensación de desigualdades desde una perspectiva inclusiva», explican las mismas fuentes.

Y añaden: «El PAM aporta a los centros 2.431 docentes más desde que gobierna el Botànic. Es decir, que ahora hay cerca de 3.400 docentes y personal de apoyo más trabajando en atención directa a alumnado con NEAE que en el curso 2014-2015, aunque la inclusión es una responsabilidad compartida de los 71.689 docentes que hay este curso en las aulas valencianas sostenidas con fondos públicos».

Otra parte importante de la apuesta por la inclusión son las Unidades Específicas en centros docentes ordinarios. «Este curso hay 70 unidades específicas más que en el 2014-2015, lo que supone un aumento del 49 %», añaden. Además, también destacan que se ha tripicado el personal de la Atención Domiciliaria a escolares y recalcan un decreto de inclusión «que cambia el paradigma y plantea una educación inclusiva integral para todo el alumnado».

«Me han dicho que si Óscar da problemas lo expulsarán»

En una semana sin asistente personal Óscar ha tenido dos problemas, el centro ha llamado a su padre y le ha advertido «que si sigue con conductas disruptivas lo expulsarán del IES». Y eso que Óscar ha empezado el instituto en un centro ordinario por orden de un juez, que dictó una sentencia pionera en la Comunitat Valenciana por la que el joven debía contar «con los recursos específicos y razonables que precise». Pero el que necesita, que es el asistente personal, no puede entrar en el instituto.

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