Fin de semana, amigos, una quedada, unas bolsas y un parque. Es la definición clásica de un «botellón», la quedada para beber donde los jóvenes valencianos (ya sea en fin de semana o en fiestas) suelen tener su primer contacto con el alcohol, el tóxico más extendido a esas edades y al que antes se llega, a los 14 años de media, incluso antes que al tabaco.

La permisividad y la aceptación social son dos de las claves que explican cómo siete de cada diez alumnos valencianos de entre 14 y 18 años (el 72,6 %) reconoce que ha bebido alcohol en el último mes, la tercera cifra más alta de España solo por detrás de Aragón y País Vasco según la última Encuesta sobre Usode Drogas en Enseñanzas Secundarias en España (Estudes). El informe recoge además que más de la mitad de estos jóvenes reconoce haberse emborrachado al menos una vez en su vida. Y entre el alto número de bebedores y los botellones, emerge una nueva figura sobre la que los expertos están llamando la atención por sus problemas inmediatos: el «binge drinking» o consumo de alcohol en atracón.

No hace falta estar en un botellón para seguir esta pauta de consumo. Puede hacerse en casa o en un bar ya que no lo define el lugar sino la cantidad de alcohol en relación con el tiempo de ingesta: cinco o más copas de alcohol en una misma ocasión (en dos horas) y unas cuatro para las chicas. Se trata de buscar cuanto antes ese punto que da el alcohol para «relacionarse», «desinhibirse» o «divertirse», sin pensar en las consecuencias inmediatas para la salud que ese patrón tiene. La Comunitat Valenciana, aquí también, está en el podio de las regiones donde más extendida está esta práctica muy por encima de la media nacional: Aragón, Castilla-La Mancha y La Rioja, están en el podio junto con Valencia.

Y del consumo en atracón a las borracheras. Las cifras se han ido suavizando en el estudio conforme pasan los años pero a día de hoy el 53 % de alumnos valencianos en estas edades dice haberse emborrachado alguna vez en su vida, el 45,9% en el último año y uno de cada cuatro en los últimos treinta días. Todas cifras por encima de la media nacional y con clara predominancia de ellas por encima de ellos.

Con esta situación, los expertos han dado la voz de alarma y no solo por las consecuencia directas para la salud que tiene este consumo excesivo de alcohol en un corto espacio de tiempo (directamente relacionado con riesgo de muerte por coma etílico, posibilidad de sufrir un accidente o de ahogamiento por vómito) sino con el mero hecho de «normalizar» el consumo de alcohol en edades tan tempranas donde los órganos aún no están desarrollados al 100 % y los tóxicos pueden dejar huellas indelebles.

De un juego a un consumo usual

La AECC Valencia es la última entidad que se ha querido unir a esta campaña para alertar de los problemas que el consumo de alcohol tiene entre adultos pero sobre todo entre adolescentes por este daño directo en esta etapa de la vida pero también porque los consumidores de hoy serán los «adictos del mañana».

«Lo que se empieza como un juego de fin de semana se transforma en un consumo usual de alcohol en sus distintas formas que hace que sin darnos cuenta socialmente nos transformemos en pequeños, medianos o grandes adictos al alcohol y eso sí es preocupante», expuso ayer el oncólogo, vicepresidente de AECC Valencia y profesor emérito de la Facultad de Medicina de Valencia, Antonio Llombart.

En esta «segunda fase» del impacto del alcohol en nuestros cuerpos, relacionada con un consumo crónico, entran en juego problemas de violencia en todos los ámbitos, gastrointestinales, de memoria, daños al corazón y el cerebro y un aumento directo del riesgo de varios tipos de cáncer: de boca, faringe, laringe, esófago, hígado, colorrectal y de mama.

«Es importante evitar ese consumo excesivo en toda la población y sobre todo que los niños y adolescentes no entren en la locura de estos fines de semana que hacen que el botellón sea lo que reine», añadió Llombart. El objetivo de la AECC, que ya puso en marcha una campaña exclusiva sobre el tabaco y los adolescentes es buscar ahora junto con los jóvenes razones para evitar el alcohol a través de una campaña piloto en toda España bajo el nombre «Por 7 razones no soy mochila». La gerente de la AECC Valencia, Helena Alloza, explicó que se ha elegido la imagen de una mochila por su relación con el entorno de estos jóvenes y porque cuando te pasas con el alcohol «no te llevas, te llevas, terminas siendo una carga para los amigos, te conviertes en una cosa». La idea de la campaña es involucrar a los jóvenes en redes sociales -de la mano también de' influencer' como María Herrejón- para encontrar razones para evitar ese consumo y «llenar la mochila de alternativas».

Además, la asociación iniciará también una campaña con visitas a colegios con el que pretenden llegar a «más de 1.500 escolares» al tiempo que buscan implicar a los padres ya que «si ellos normalizan el alcohol, sus hijos también lo harán». De hecho, según los datos del Ministerio de Sanidad, casi la mitad de jóvenes reconoce que sus padres «les permiten» consumir alcohol.