El nacimiento de John Lennon, el asesinato del Che Guevara o la toma de Belgrado. El 9 de octubre ha generado un aluvión de efemérides en el devenir de la historia, pero para entender la veneración que esta fecha despierta en el pueblo valenciano hay que remontarse a 1238, el día de la entrada triunfal de Jaume I en València acompañado de sus huestes y mesnadas, una vez firmada la carta de capitulación con la que el hasta entonces rey de Balansiya, Abul Djumayl Zayyan, puso fin a cinco meses de asedio.

Aunque la conquista y formación el Reino de València -repoblado con cristianos aragoneses y catalanes- no culminó hasta 1305, aquel acontecimiento marcó el nacimiento de una identidad colectiva cuya exaltación se conmemora cada 9 d'Octubre, Día de Sant Donís. "E quan vim nostra senyera sus en la torre descavalgam del vacal, e encreçam nos ves l'orient, e ploram de nostres uyls, e besam la terra per la gran merce que Deus nos havia feyta", narra la crónica del Llibre de Fets sobre la toma de la capital.

Ahora bien, tuvieron que pasar cien años hasta la primera conmemoración institucionalizada de la que se tiene constancia. Fue en 1338, cuando se celebró una procesión religiosa de acción de gracias por el regreso de las tierras valencianas a la fe cristiana, en la que se pedía la intercesión de San Dionisio para paliar la hambruna que azotaba al Reino como consecuencia de las malas cosechas. Según explica el historiador Francesc Baydal en su libro "Els valencians, des de quan són valencians?", en esa época los valencianos comenzaron a considerarse como tales, diferenciándose de otros pueblos de la Corona de Aragón. En las dos décadas posteriores se consolidarían las Corts, la Diputación o la Generalitat como instituciones estamentales.

La procesión se convirtió en un ritual anual cada 9 de octubre, aunque la festividad ganó fuerza sobre todo a partir del siglo XVII. Los Decretos de Nueva Planta firmados por Felipe V de Borbón impusieron un paréntesis en las celebraciones tras la abolición de los fueros. Durante la larga noche franquista, el día dejó de ser festivo, aunque la procesión cívica de la Senyera se mantuvo fija en el calendario.

738 años más tarde de la conquista, en 1976, el pleno de los parlamentarios valencianos acordó fijar el 9 de octubre como jornada de afirmación autonómica. Nació así el Día Nacional del País Valenciano, que finalmente adoptaría la denominación actual de Día de la Comunidad Valenciana. Tanto la manifestación conmemorativa de ese año como la del año siguiente fueron especialmente multitudinarias -con más de medio millar de personas- y reclamaron 'Libertad , Amnistía y Estatut d'Autonomia', entre fuertes llamamientos a la unidad. La fecha ha servido de impulso para diferentes reivindicaciones políticas a lo largo de la historia.

En la víspera de la celebración, el día 8, la Real Senyera se exhibe al público en el Salón de Cristal del Ajuntament de València durante todo el día. Por la tarde, una muestra de bailes tradicionales y una dansà popular sirven de preludio, junto al posterior festival de fuegos artificiales.

El día 9 d'Octubre, a las 12.00 del mediodía, tiene lugar la solemne bajada de la Real Senyera desde el balcón del ayuntamiento, que da paso a la tradicional procesión cívica hasta el Parterre, donde se celebra la ofrenda floral de las instituciones a la estatua del rey Jaume I. De nuevo en la plaza del ayuntamiento, la senyera es izada para que vuelva al Archivo Histórico Municipal, donde se guarda durante todo el año.

Además de los actos institucionales para el 9 d'Octubre programados por el Ayuntamiento de València y la Generalitat, hay organizadas múltiples actividades festivas y culturales a cargo de entidades culturales y cívicas, así como actos reivindicativos de todo tipo. En el marco del Nou d'Octubre, desde 2004 se celebra la Entrada de Moros y Cristianos, organizada por la Federación Valenciana de Moros y Cristianos, así como el Festival de Pirotecnia que tiene lugar la víspera, de madrugada. Los palacios que albergan las principales instituciones valencianas también acogen jornadas de puertas abiertas durante estos días, además de instalarse el típico mercado medieval de València que por estas fechas siempre se celebra en las Torres de Serranos.

Otra costumbre ineludible por Sant Donís, considerado el patrón de los enamorados valencianos, es la "mocaorà", un pañuelo de seda anudado que contiene dulces de mazapán elaborados artesanalmente. La Piruleta y el Tronador son pequeñas barras de mazapán, hechas de almendra y azúcar rellenas de yema, que comparten escaparate con mazapanes hechos de todo tipo de formas de frutas y alimentos. Durante el reinado de Felipe V se prohibió el disparo de pólvora, presente en el 9 d'Octubre desde el siglo XV, lo que llevó a los confiteros de València a elaborar dulces con forma de petardos, otra práctica que se ha mantenido hasta la actualidad.