El reducidísimo aforo del Complejo Cultural la Petxina se vio ayer desbordado para brindar a los cerca de 800 asistentes -según la cifra oficial- la posibilidad de ver y oír al presidente del Gobierno en funciones. En el patio del complejo se instalaron pantallas para que el público y los periodistas pudieran seguir el evento. Quienes llegaron un poco más tarde de lo habitual se quedaron de plantón. «¿Una silla para una mujer de 80 años no tenéis?», preguntaba una militante a los miembros del personal técnico antes de comenzar el acto.

Durante su intervención, Pedro Sánchez pidió un aplauso a los que se habían quedado fuera y se comprometió a regresar a València durante la campaña electoral, eso sí, en «un sitio más grande para que quepamos todos». Aunque se barajaron varios emplazamientos y hubo un cambio de última hora, el PSPV no pudo evitar que las protestas contra la ampliación de la V-21 entorpecieran el desarrollo del acto. Los pitidos y cánticos de un grupo de activistas al grito de «Volem l'Horta Viva» se sucedieron de principio a fin. Cuando el ministro en funciones José Luis Ábalos inició su intervención, una manifestante burló la seguridad, se coló en plena sala, interrumpió el mitin y fue desalojada. No fue la única. Ábalos salió del paso como pudo. «Me parece bien: nosotros luchamos mucho por tener libertad, no importa cuando la ejercan, aunque a cada uno le corresponde no abusar», dijo, enlazando el conflicto con la situación de bloqueo del Gobierno. El mitin se inició con media hora de retraso. En la espera, el hilo musical combinaba la millennial Cayetano con la clásica A quién le importa. Una reivindicación más de la centralidad.