La Agrupación de los Cuerpos de la Administración de Instituciones Penitenciarias (Acaip) denunció ayer que la situación sanitaria penitenciaria está al borde del colapso debido básicamente a la falta de médicos y al deficiente seguimiento de los enfermos crónicos. El responsable provincial del sindicato, Alberto Téllez, informó de que hoy ha sido citado a testificar en el marco de una causa abierta tras una denuncia del sindicato -interpuesta en 2018- hacia los anteriores gestores de Instituciones Penitenciarias.

«La prisión de Picassent es la más grande de España y la segunda de Europa. Tiene una población reclusa que suele rondar los 2.100 reclusos, con más de 160 ingresados en el módulo de Enfermería, internos con patologías psiquiátricas, demencias o enfermedades neurodegenerativas, mayores de más de 70 años, diabéticos, además de consumidores de drogas, enfermos mentales, de SIDA o hepatitis», enumeró. En torno al 40 % de los internos «tiene alguna patología mental, algunos sin diagnosticar -según Téllez-; ha habido embarazadas que han dado a luz en la sala de curas o niños de hasta 3 años con urgencias pediátricas, y todo ello en una estructura arquitectónica demencial, que puedes tardar en recorrer cerca de media hora».

Según Acaip, el personal sanitario de los centros penitenciarios de la Comunitat se ha reducido a la mitad en el caso de los auxiliares de enfermería y al 65 % en el caso de los médicos, con el agravante de que quienes actualmente ejercen rondan los 60 años.

El sindicato denunció también el incremento de los casos de sarna en las prisiones, que incluso han llegado a contagiar a funcionarios, o la falta de personal para entregar los medicamentos diarios que toman los internos, de modo que los viernes se les suelen dar las dosis de todo el fin de semana, favoreciendo así las sobredosis o los trapicheos.