P El Consell ha tenido que hacer un recorte en sus cuentas. Más allá del parche del FLA, ¿qué puede hacer el Gobierno central para atemperar la asfixia financiera de la Generalitat?

R Como bien dijo el grupo de expertos que puso en marcha la anterior Administración, la Comunitat Valenciana es la que tiene la peor financiación. De hecho, sufre una infrafinanciación estructural que necesita de una revisión del modelo. Ese es el compromiso que tenemos con los valencianos y valencianas y esperamos que a partir del 10 de noviembre, con una legislatura de estabilidad, podamos abrir paso a ello.

P ¿Para cúando las entregas a cuenta?

R Ahora mismo estamos estudiando la fórmula de cómo un Gobierno en funciones puede actualizar las entregas a cuenta para resolver los problemas de liquidez de las comunidades autónomas.

P ¿Puede comprometerse con una fecha para aprobar ese nuevo modelo de financiación?

R En interés del Partido Socialista y del resto de partidos políticos, de los gobiernos autonómicos y del Gobierno de España espero que en la legislatura que nazca del 10 de noviembre tengamos la suficiente estabilidad como para tener ya un nuevo modelo de financiación autonómica. Vamos ya con retraso, es decir, la propia ley ya marcaba la revisión y la actualización del modelo y eso es algo que tenemos que ineludiblemente plantear en la próxima legislatura. Debe ser uno de los grandes pactos que acordemos los distintos gobiernos y también las distintas fuerzas políticas.

P ¿Teme que cambiar el statu quo del actual reparto de fondos abra una guerra entre territorios?

R A mí me parece mucho más importante decidir primero qué Estado del Bienestar queremos. Es evidente que necesitamos mejorar la financiación de la sanidad pública, que ahora representa un 6 % del PIB y nuestro compromiso electoral es llegar al 7 %. Luego está la dependencia y la educación. A partir de ahí, debemos plantearnos cómo lo vamos a financiar y cómo se va a hacer el reparto de recursos entre las distintas comunidades autónomas. A partir de ahí tendremos que responder a dos preguntas. La primera es qué sistema fiscal queremos y la segunda, qué sistema de financiación ponemos en marcha.

P ¿Considera una quita de la deuda histórica de la Comunitat o un perdón como se hizo en el pasado en otros territorios?

R Eso siempre ha sido un debate recurrente en la Comunitat Valenciana y en la política española también por parte de los socialistas valencianos. Creo que todo esto tenemos que hablarlo en términos mucho más globales, hablar de la financiación autonómica, y a partir de ahí, ver cómo podemos resolver efectivamente uno de los problemas más graves que tiene también la Comunitat Valenciana: el alto endeudamiento que dejaron las Administraciones anteriores, las del PP. Pero para eso se necesita primero tener un Gobierno, que llevamos mucho tiempo sin Gobierno. Al final hay una pregunta bien clara, para la que están convocados los ciudadanos: si queremos el 11 de noviembre un Gobierno o queremos seguir instalados en el bloqueo. Es curioso, en cada proceso electoral aumenta el número de partidos políticos que se presentan y había gente que decía que este era un sistema electoral que permitía el bipartidismo. Bueno, pues ahora tenemos un montón de partidos políticos, pero cada vez es más evidente que la única formación política que puede garantizar un gobierno estable en nuestro país es el Partido Socialista.

P El presidente Puig lleva años hablando del problema valenciano con el fin de que este se sitúe en la agenda nacional. ¿Existe para usted un problema valenciano?

R Existen demandas que son propias de la Comunitat Valenciana o del Mediterráneo, como por ejemplo, el eje del corredor mediterráneo. Es evidente que la financiación autonómica afecta a la Comunitat Valenciana de manera muy particular e intensa, pero no sólo a ella. También a Murcia o a Andalucía, donde también hay problemas de financiación del sector primario. Luego está la cuestión del agua. Hay temas que afectan con particular intensidad a esta tierra, pero existe un desafío muy importante, el desafío de la cohesión, la cohesión social y la territorial, la creación de oportunidades y la lucha contra fenómenos como la despoblación. Por todo eso, más que hablar de problema valenciano, de agendas territoriales, hay que hablar de agenda de país, de un proyecto nacional que no se circunscribe a un determinado territorio, sino al conjunto del país.

P ¿Cuál es esa la agenda?

R Hemos detectado seis grandes desafíos: el empleo y la sostenibilidad del sistema público de pensiones, la transición digital; la transición ecológica, que afecta también a la Comunitat Valenciana de manera particularmente intensa como hemos visto con las inundaciones, la igualdad real entre mujeres y hombres, la lucha contra la exclusión social y la desigualdad. Esto último tiene que ver con un Estado autonómico que debe ser mucho más fuerte y con una aportación de España al fortalecimiento de la nueva patria de los españoles que es Europa. Y ahí es donde vamos a tener en buena medida las respuestas a los problemas que se están planteando en el ámbito local.

P ¿Comparte que es una anomalía histórica que Cataluña y la Comunitat Valenciana no estén conectadas por AVE ni por autovía gratuita y el corredor mediterráneo no sea aún una realidad?

R Sin duda, pero trasciende lo que es el Mediterráneo. En nuestro país lo importante es crear esa gran autovía ferroviaria que conecte con Europa y haga más competitivo al Mediterráneo.

P El presidente Puig ha formado gobierno en la Comunitat Valenciana con Compromís y Unides Podem y parece que duerme tranquilo. Uste dijo que gobernar con Podemos le quitaría el sueño. ¿Quién se equivoca Puig o usted?

R Esto es lo que pasa cuando se utilizan términos coloquiales, que puede dar la sensación de que es una frivolidad. ¿Qué es lo que quise decir? Primero, que España necesita un Gobierno progresista, estable y coherente. Un Gobierno progresista significa un Gobierno con la hoja de ruta marcada por el Partido Socialista porque ha ganado las elecciones. Un Gobierno estable significa que la gobernabilidad del país no descanse en fuerzas independentistas. Nosotros podemos aprobar leyes con fuerzas independentistas porque habrá algunas cuestiones de política social que a lo mejor converjan en sus intereses políticos, pero desde el punto de vista de la estabilidad del Gobierno de España, es evidente que estas fuerzas poco o nada tienen que ver, como se vio el pasado 28 de abril. Las elecciones se convocaron porque cayeron los presupuestos como consecuencia del voto contrario de la derecha y de las fuerzas independentistas. Eran presupuestos buenos para la Comunitat Valenciana porque cumplían por primera vez con el Estatuto de Autonomía en el ámbito de las inversiones. Pero también eran buenos para Cataluña, pero votaron que no.

P ¿Por qué no pudo ser ese Gobierno con Podemos?

R Con todo lo que está pasando en Cataluña, habría sido tener dos Gobiernos en uno: un Gobierno defendiendo la Constitución y el otro diciendo que existen presos políticos en España. Hubiera sido un Gobierno paralizado por sus propias contradicciones. Yo quiero un Gobierno estable y coherente, quiero un Gobierno para una legislatura, no para una investidura. Esta fue la gran dificultad que nos hemos encontrado, pero aún así nosotros ofrecimos un Gobierno de coalición que le pareció insuficiente a Podemos y ahí es donde dije esta expresión. Que no parecía razonable que un partido que no tenía experiencia en la gestión pública e incluso cuando la ha tenido ha sido bastante deficitaria, se lo entregara, bien una política energética, bien la seguridad social, o la Hacienda Pública, como me exigieron. A partir de ahí, creo que el 10 de noviembre la pregunta es bien clara: ¿un Gobierno progresista o continuamos con el bloqueo?

P PP y Cs suelen afirmar que hay riesgo cierto de contagio del independentismo a la Comunitat Valenciana. ¿Usted qué cree?

R La crispación y la confrontación territorial ya hemos visto adónde nos ha llevado. El PP algo solidario debería ser con este Gobierno que va a tener que gestionar políticamente la judicialización de una crisis política que se produjo precisamente bajo gobiernos del Partido Popular. No pido que apoyen al Gobierno socialista, si no al presidente de España, como yo hice con el señor Rajoy, porque en realidad la única esperanza que tiene el independentismo es, una vez naufragado su proyecto político, que aquellos que creemos en la unidad de España nos dividamos.