El Consell del Botànic parece condenado a cargar eternamente con la roca de la financiación autonómica, como en el mito de Sísifo. Cuando todo apunta a que surgen avances, algún acontecimiento devuelve la losa a las faldas de la montaña. Y cada vez que eso pasa, hay bronca interna. El desencadenante del último incendio es la ambigüedad con la que se expresó en el mitin del miércoles el presidente del Gobierno en funciones a la hora de fijar su compromiso respecto a cuándo podrá materializarse la ansiada reforma de la financiación de la C. Valenciana.

Pedro Sánchez aseguró que pondrá remedio al «clamor» en «los próximos cuatro años» de legislatura y levantó en armas a los socios del PSPV, ante el enésimo retraso en el cambio de modelo. Un anticipo de las tensiones que se avecinan de aquí al 10N en vísperas de la campaña electoral, de nuevo con Madrid como origen de las turbulencias.

Compromís, que acababa de enterrar el hacha de guerra asumiendo como inevitables los recortes presupuestos derivados del bloqueo del Gobierno, abrió fuego a primera hora de la mañana con un tuit en el que atacó al PSPV por sus «aplausos» a Sánchez, a quien acusó de «alargar hasta 4 años más el empobrecimiento de nuestros servicios públicos». Más tarde, el síndic de la coalición valencianista en las Corts, Fran Ferri, calificó de «decepcionante» y de «patada hacia adelante» el «café para todos» ofrecido por el presidente, sin concretar «soluciones singulares» y urgentes a «una situación de emergencia». Sánchez condicionó la solución del «sudoku de la financiación» a la necesidad de «consensuar los múltiples intereses de las comunidades autónomas» y de articular un cambio en la fiscalidad para lograr mayores ingresos.

El tono de Unides Podem no fue más suave. La síndica del grupo parlamentario, Naiara Davó, tachó de «broma de mal gusto» el discurso de Sánchez, haciendo hincapié en un anterior anuncio que daba «un año» para dar respuesta a la problemática. «El PSOE se llena la boca hablando de España, pero vaciándola de contenido: España no es nada si no garantizamos los derechos de las personas, y para eso necesitamos una financiación justa», dijo Davó. Unides Podem planteó la creación de una comisión de investigación de la deuda pública de la C. Valenciana, para obtener una imagen certera de «hasta dónde llega la factura de la corrupción», los efectos de la infrafinanciación y las políticas de austeridad.

Un tuit del síndic del PSPV, Manuel Mata alimentó aún más el debate y suscitó un cruce de reproches en el que terciaron varios diputados y cargos ligados a sus socios de gobierno. «Sería interesante que, en esta campaña, Compromís y Unides Podem se animaran a hacer campaña contra la derecha, no solo contra el PSOE, no sea cosa que no dejen solos peleando contra esa derecha. En realidad siempre ha sido así».

«¿En serio?», respondió la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra. «Pienso que 'siempre' y 'nunca' son palabras demasiado grandes para el ser humano. Pienso muchas otras cosas de tu tuit que me callo por muchas razones», escribió. «El Botànic no se defiende aplaudiendo cada golpe que recibimos», replicó a su vez el diputado Ferran Martínez, de Unides Podem. «Ni forzando iniciativas parlamentarias únicamente para perjudicar a tu socio de gobierno», le contestó Mata. «Hay que ser leales y coherentes con el Botànic (...). No trasladéis vuestro conflicto de lealtades a un conflicto entre socios», repuso Martínez.

«Un jarro de agua fría»

Las turbulencias en el Consell fueron explotadas por la oposición. En el PP, Elena Bastidas afeó al presidente que anunciara en un mitin el desbloqueo de las entregas a cuenta a las comunidades autonómicas antes del 10N, que se retrasa en el tiempo, y aseguró que la visita de Sánchez fue «un jarro de agua fría sobre la financiación» con la «complacencia» del president Ximo Puig. «Sánchez aplaza la financiación autonómica 4 años más y Puig aplaude a su amo», manifestó el líder de Ciudadanos (Cs), Toni Cantó, que definió como «lamentable» la «imagen» del mitin.