Morella y Vilafranca se sumaron ayer al paro simbólico que convocaron asociaciones de 23 provincias coordinados por la plataforma Revuelta de la España Vaciada. Bajo el lema 'Yo paro por mi pueblo', los vecinos salieron a la calle durante cinco minutos para reinvindicar un Pacto de Estado contra la despoblación. Aunque solo los dos pueblos más grandes del interior escenificaron la reivindicación, el resto de los municipios afectados también se sumaron a la causa pidiendo la puesta en marcha de una nueva política de vertebración territorial que atienda a las provincias y territorios rurales que han sufrido el vaciamiento poblacional. Esto ha ocurrido, sobre todo, al haberse favorecido más el desarrollo de la costa.

El objetivo de la movilización no es otro que exigir que en estos pueblos se viva en igual de condiciones que los más desarrollados. Así, el acto de ayer sirvió para llamar la atención a gobiernos, instituciones y partidos políticos y transmitir la urgencia en potenciar el medio rural y subsanar así el abandono que ha sufrido durante las últimas décadas. Asimismo, también se reivindica un ministerio específico o, al menos, una secretaría de Estado, dado la magnitud del problema.

Lucha desde todos los frentes

En este sentido la alcaldesa de Vilafranca, Silvia Colom, declaraba que «debemos combatir la despoblación en todos los frentes. Apostamos por potenciar nuestro desarrollo industrial, por el turismo, el comercio o las energías renovables y también por dotar al municipio con más y mejores servicios educativos, sanitarios y sociales, que igualen la calidad de vida de nuestros vecinos y vecinas a los de cualquier gran núcleo urbano».

Colom añadió que las Administraciones superiores «están obligadas a ayudarnos para que la gente pueda quedarse en los pueblos y, para ello, es necesario una discriminación positiva hacia las zonas más desfavorecidas». Desde el Ayuntamiento de Morella también trabajan para encontrar medidas y soluciones que ayuden a revertir el problema. En este sentido, el alcalde de la localidad, Rhamsés Ripollés, participó el pasado agosto en Madrid en reunión de la Mesa de la Despoblación y Reto Demográfico que presidió el presidente del gobierno en funciones Pedro Sánchez.

Ripollés trasladó «la necesidad de acciones transversales que afectan a cambios y mejoras en todos los ministerios» y reclamó «inversiones y una legislación y normativa, en muchos sectores, adaptada al mundo rural, así como cambiar el paradigma que el éxito es estar en una ciudad». En el encuentro de la mesa se abordarón diferentes propuestas de primer orden para trabajar contra la despoblación desde la administración central. Entre otras se plantearon iniciativas que tienen que ver con la energía, la gestión forestal, la política agrícola común, el turismo o el acceso a la vivienda, entre otros.

«Abocados a la desaparición»

Rhamsés concluyó que el mundo rural «tiene el tiempo en contra y no puede esperar, por ello es necesario implementar políticas como las que reivindicamos y tener la lucha contra la despoblación como una prioridad». H

En Castelló son 45 los municipios en situación crítica por sus bajas tasas poblacionales con una densidad menor a los 8 habitantes por kilómetro cuadrado. Castell de Cabres es la localidad con menos población de toda la autonomía con 0,62 habitantes por kilómetro cuadrado. Su alcaldesa, María José Tena, afirma que «nosotros nos sumamos al paro por la España vaciada y exigimos la implicación de todas las instituciones para tratar de revertir esta situación que nos aboca a la desaparición».

La comarca de Els Ports tiene otras poblaciones con una situación muy similar, por ejemplo, Vallibona -con 0,82 habitantes por kilómetro cuadrado-y Villores -actualmente cuenta con 42 habitantes-. Su alcalde Iván Guimerà también hacía un llamamiento a la lucha contra la despoblación. «El compromiso tiene que unir a todos, desde los vecinos que lo sufrimos hasta las instituciones que deben legislar», dice Guimerà.