«Llevar la real Senyera es de la cosas más bonitas que puede hacer un valenciano en su vida. Es un momento imborrable en mi vida. Me siento feliz, contenta. Apenas he notado el peso de la Senyera porque el orgullo y la felicidad me llevaba prácticamente. Este día pasa a formar parte de los momentos más importantes de mi vida. Es muy difícil que en política pueda hacer algo tan bonito».

Con estas palabras resumía María José Català sus sentimientos tras la Procesión Cívica, un desfile que la ha colocado en la primera línea de popularidad a nivel municipal y que de alguna manera ha servido para sacar al PP del agujero en el que ha estado metido los últimos cuatro años.

Al hecho de ser portadora de la real Senyera después de seis años en los que el Partido Popular no pudo serlo, Català se vio arropada por toda la cúpula regional, encabezada por Isabel Bonig, y por el líder nacional, Pablo Casado, que la acompañó en la bajada de la bandera, en el desfile y en la ofrenda del Parterre, donde al igual que gran parte de las autoridades abandonó la procesión.

No es habitual que un líder nacional asista a esta celebración -sí al acto institucional de la Generalitat - y fue reconocido por gran parte del público, que aplaudió a Casado y vitoreó a María José Català como futura alcaldesa.

En el propio partido estaban sorprendidos de la evolución del día. Aunque al principio tuvieron dudas sobre la idoneidad se llevar la Senyera el primer año de mandato -el último le hubiera dado más visibilidad antes de las elecciones- creen que ha sido un acierto. Para María José Català, opinan, habrá un antes y un después del 9 d'Octubre de 2019, cuando el PP recuperó la bandera y gran parte de la reputación perdida en la ciudad de València.