La tesis que se impone en el Consell de cara a las cuentas del próximo año 2020 es la prórroga del presupuesto de 2019. Es la opción que cree más factible el conseller de Hacienda, Vicent Soler, y la que comparten también fuentes de Compromís. Ello, a pesar de liberar en los últimos días el Gobierno los 365 millones del FLA extraordinario y 450 de las entregas a cuenta de la financiación ordinaria.

No obstante, la ausencia de Gobierno en Madrid, la incertidumbre sobre datos clave para elaborar las cuentas, como el techo de gasto o las entregas a cuenta, o que la comparecencia de los consellers en las Corts para explicar el presupuesto coincida este año con la semana de campaña electoral para las elecciones generales del 10 de noviembre parecen demasiados obstáculos para presentar unas cuentas nuevas.

El conseller de Hacienda ya aseguró días atrás que era un riesgo realizar una previsión económica sin Gobierno en España. Pero aún así, fuentes socialistas no acaban de ver claro que la prórroga del presupuesto sea la mejor opción. Es una posición que incluso tiene apoyos en Presidencia. El argumento es que gobiernos estables, como el del Botànic, sacan adelante sus presupuestos y que no hacerlo proyecta una imagen de debilidad.

También enarbolan el riesgo de que el PSPV pueda aparecer como la formación que persigue la prórroga del presupuesto y, por tanto, la idea sería mantener la negociación abierta con los socios e intentar sacar adelante las cuentas hasta que todos se decanten por la prórroga como única salida viable. En Podemos mantienen que no elaborar las cuentas es una mala noticia pero también comparten que el contexto no resulta favorable para poder presentar nuevos presupuestos.

Las voces favorables a la prórroga defienden que si el Consell decidiera elaborar un presupuesto nuevo debería aprobarlo antes del 30 de octubre, cuando tiene que llegar a las Corts para su tramitación y debate de enmiendas. Los plazos se presentan ajustados ante la falta de información fiable de Madrid y en la Conselleria de Hacienda parece imponerse la tesis de la prórroga. La decisión no está cerrada, pero probablemente se adopte la próxima semana. En estos momentos, es la opción más probable.

Un argumento consistente es que el presupuesto que pueda salir para 2020 resultará restrictivo con respecto al del año actual. Además, como no se conocen las grandes magnitudes que ha de decidir el Gobierno de España, las cuentas sí podrían tacharse de ficticias incluso antes de echar a andar.

La incierta situación política en España llega justo en el mejor momento para el Botànic. De todos los presupuestos a los que se ha enfrentado el gobierno de izquierdas desde que alcanzó el poder en 2015, las de 2020 serían las cuentas más sencillas de aprobar en las Corts porque los tres partidos del Botànic forman parte del Consell y Podemos opondría mucha menor resistencia que años atrás, cuando llegó a bloquear un presupuesto, que salvaron finalmente cuatro exdiputados de Cs.

El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, pidió ayer un calendario fijo de las entregas a cuenta del Gobierno y rechazó que el abono de estas en campaña pueda considerarse electoralista.