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Entrevista

Gabriela Bravo: "Estar en el Consell exige lealtad y no confrontar"

El Botànic «ha dado una lección a España porque las fuerzas progresistas hemos sido capaces de dialogar» - «Gobernar con Podemos no me quita el sueño»

Gabriela Bravo: "Estar en el Consell exige lealtad y no confrontar"

La legislatura arranca con otra convocatoria electoral. ¿Entiende el hartazgo ciudadano?

Entiendo y comparto la decepción. En abril la ciudadanía votó mayoritariamente a las fuerzas progresistas y que no hayan sido capaces de un acuerdo genera frustración. Pero hay que mirar adelante. No podemos permanecer ni un minuto más en esta situación de bloqueo y, por ello, es importante votar para lograr un Gobierno y un Parlamento estable.

¿Cómo está afectando el bloqueo a la acción del Botànic II?

El Botànic está siendo un referente y ha situado a la C. Valenciana en un plano de liderazgo, ha dejado de ser esa comunidad que cada día se despertaba con un sobresalto por la corrupción para pasar a ser una con un gobierno progresista que lidera la estabilidad política. Estamos dando una lección al resto de España porque aquí las fuerzas progresistas han sido capaces de dialogar. Necesitábamos esta nueva legislatura para consolidar las reformas sociales, pero hay una premisa básica: modificar el modelo de financiación. La principal consecuencia del bloqueo es la no aprobación de los Presupuestos del Estado, que eran los mejores para la Comunitat. Y ese bloqueo ha dado lugar a políticas de reajuste.

¿Por qué cree que no fue posible trasladar a Madrid el pacto valenciano de izquierdas?

Las situaciones no son equiparables y el contexto político no es el mismo. En primer lugar, aquí la suma de las tres fuerzas daba lugar a un gobierno estable. En Madrid, no. Y, creo, sinceramente, que Pedro Sánchez ha tratado de jugar un papel importante para garantizar un Gobierno de estabilidad política y económica, pero finalmente, no fue así.

¿Le gustaría un Gobierno en España con el PSOE y Podemos?

Aquí estamos gobernando con Podemos y, tanto en la primera legislatura como en estos seis meses de la segunda, puedo decir que no tenemos ningún tipo de problema en gobernar con Podemos. No me quita el sueño.

¿Teme más turbulencias de las debidas entre los socios del Botànic II por las elecciones?

Es evidente que cada fuerza política va a centrarse en su propia estrategia política, pero no debería de afectar ni al funcionamiento del Consell ni a la cohesión ni a las políticas. Como miembro del Consell se nos exige lealtad y responsabilidad y no deberíamos confrontar. La confrontación debería situarse en el ámbito electoral, pero nunca utilizar las políticas del Consell para sacar réditos electorales. Eso es una exigencia básica para todos. Se puede hacer campaña sin necesidad de que esta perjudique o quebrante la necesaria cohesión de un Gobierno si queremos seguir dando imagen de estabilidad y avanzando en políticas sociales.

El ajuste presupuestario ha generado fricciones. Compromís se opuso públicamente. ¿Cuál es su reflexión?

Pues que confrontaciones así no benefician a nadie. La reflexión debe hacerse dentro del ámbito del Consell y hay que evitar sacar rédito electoral a actuaciones que todos sabemos que son necesarias. Hablar de recortes para que alguien, a la palabra recorte, le añada sociales es una irresponsabilidad. Ahora el PP habla de tijeretazo cuando ellos recortaron más de 3.000 millones y sin explicación. A nadie se nos escapa el momento de recesión económica, tenemos que gobernar con responsabilidad. La retención afecta a partidas que no se iban a ejecutar. Convertir eso en recortes sociales es engañar, hacer demagogia. Es más, el aumento en gasto social del Botànic ha sido de casi 3.000 millones en cuatro años.

¿Ve deslealtad de Compromís en este asunto?

No estoy aquí para señalar a nadie. Cada uno debe de ser responsable de sus palabras y de sus gestos, pero si en cuatro años hemos sido ejemplo para el resto de España de Gobierno cohesionado y estable, nuestra responsabilidad es trabajar para que la ciudadanía siga mejorando. Eso exige mucha lealtad y sentido de Estado.

¿En qué afectará el recorte a su conselleria?

Fundamentalmente, al capítulo de inversiones, reformas de órganos judiciales o construcción de nuevas sedes que llevaban cierto retraso y no se iban a ejecutar y que se acabarán en 2020. Todas las licitaciones siguen en marcha. El ajuste no afecta al capítulo 1 ni a los gastos de funcionamiento.

¿No es contradictorio aumentar en cargos y asesores y luego ajustar el presupuesto?

Ha habido que redimensionar las estructuras porque las de 2015 se quedaron escasas. En la primera legislatura era necesario autoimponer la austeridad porque veníamos de un periodo de despilfarro y enchufismo. Ahora, es verdad, se han dimensionado algunos departamentos, pero si se fija en mi conselleria, donde se han aumentado las competencias de forma ostensible, únicamente se ha aumentado una dirección general y dos asesores. Que cada uno explique su redimensionamiento, pero en esta seguimos siendo muy austeros. Además, comparada con otras autonomías, nuestra estructura es más reducida y sigue siendo menor que cuando gobernaba el PP.

¿Debe elevarse el tono reivindicativo hacia Madrid como piden sus socios de Consell?

El tono de la anterior legislatura y el de esta es el mismo. Y no hay que perderlo. El president Puig lo dijo bien claro: tenemos que seguir manteniendo el tono alto y reivindicativo, pero siempre desde la responsabilidad. Eso exige que el trabajo para cambiar el modelo de financiación se realice desde el diálogo entre el Estado y las comunidades. En suma, hay que mantener el tono reivindicativo, que ni el president ni el conseller Soler ni este gobierno han perdido.

La pasada legislatura, con Rajoy en la Moncloa, fueron a los tribunales, montaron un manifestación.? Ahora se habla de diálogo. ¿No es bajar el tono?

No se ha bajado el tono. Fue el Botànic quien situó el problema de la infrafinanciación en la agenda política de este país. Por primera vez consiguió movilizar a todos los sectores y unir a la sociedad civil. Sí, se interpuso un recurso porque entendíamos que la ley de Presupuestos no garantizaba la equidad. Desgraciadamente, el Constitucional de una forma casi perentoria lo desestimó. El problema es que desde la moción de censura a Rajoy y durante el Gobierno de Sánchez no ha habido estabilidad ni una mayoría parlamentaria para ese cambio. Todos lo sabemos. Era realmente muy difícil, pero ni renunciamos, ni nos conformamos.

En las Corts pidió más juzgados y más efectivos para la Policía adscrita. ¿Es optimista?

No es cuestión de ser optimista o pesimista. Lo que voy a ser es muy reivindicativa, gobierne quien gobierne. Ahora, espero y deseo que tras el 10 de noviembre podamos tener un gobierno estable y progresista con el que poder dialogar y trabajar conjuntamente. Nuestro gran problema es esta falta de estabilidad política y de Gobierno. Trabajar con uno en funciones relativiza mucho los proyectos que tenemos que poner en marcha con el Gobierno de España, como son el de los nuevos juzgados o tener más personal especializado para atender las oficinas sobre denuncias de género.

¿Está satisfecha con las políticas de su gobierno para prevenir la violencia de género?

Mientras sigan muriendo mujeres no podemos estar satisfechas. Necesitamos autocrítica, ver cómo coordinarnos mejor, cómo trabajar en la prevención, en la educación, para evitar que los jóvenes sigan actuando desde esas posiciones machistas. Nos tenemos que replantear seriamente el trabajo que estamos haciendo y ver cómo mejorarlo.

¿ Sus diferencias con la vicepresidenta Mónica Oltra con respecto a las competencias de violencia machista son capítulo cerrado?

Aquello ha quedado en lo anecdótico, porque lo más importante es que el proyecto de la oficina de denuncias salió adelante y que más de 250 mujeres han pasado ya por allí sin retirar las denuncias y que se está trabajando con muchísimo rigor.

¿Cómo está afectando la escasez de la plantilla en la gestión de las conselleries?

En 2015, nos encontramos con una administración raquítica, ya que durante los diez años anteriores no se había incrementado el empleo público. El PP se limitó a crear organismos para gestionar al margen de la ley. Para poner en marcha las políticas sociales era preciso crecer en empleo público y este no podía ser estable porque apenas había ofertas. Por eso hemos crecido en empleo temporal, que se ha incrementado en más de un 50 por ciento. Y las áreas que más han crecido son las de servicios sociales y educación.

¿Es ejemplar una administración que crea empleo temporal?

No, y por eso el gran reto en esta legislatura es la ejecución de todas las ofertas de empleo público. Ahora mismo hay 72 procesos en marcha y hay que conseguir que esos cuatro mil nuevos puestos permitan sabia nueva y la incorporación definitiva de personal.

¿Es esta una Generalitat del siglo XXI?

Necesita mucho cambio para estar a la altura de las necesidades del siglo XXI. Ésta y todas, y no digamos la de Justicia. Se necesita un impulso transformador en todos los sentidos, sobre todo, un impulso tecnológico.

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