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Análisis

Más economía que Cataluña

El PPCV no prevé estirar el conflicto catalán en la campaña y pondrá el foco en la crisis y la mala gestión de la izquierda de los recursos públicos

La sentencia del Tribunal Supremo sobre el «procés», con condenas de hasta trece años a los líderes independentistas, ha agitado la vida política española e irrumpido en una campaña electoral que si bien no ha comenzado oficialmente, es inherente al juego político desde hace semanas.

La Comunitat Valenciana no es ajena a la convulsión política y social que se vive en la comunidad vecina y los diferentes partidos con representación parlamentaria toman posiciones condicionados precisamente por la cercanía de las urnas.

Mientras la izquierda valenciana hace malabarismos para no pisar el charco catalán, el PP valenciano reaccionó ayer con cierta moderación con el argumento comodín de que hay que respetar las sentencias judiciales. Eso sí, aprovechó para exigir información al Consell sobre las subvenciones públicas a las «entidades catalanistas», una iniciativa que no es nueva y que se promueve de forma intermitente para contentar a los sectores más blaveros.

En términos generales, el PP, que ahora no tiene responsabilidad de gobernar, se siente cómodo con su discurso contra el independentismo y la unidad de España, una postura en términos binarios que lo ha hecho desaparecer del mapa político catalán, pero que consideran entronca con el grueso de su electorado. En la Comunitat Valenciana, además, la estrategia de agitar el fantasma catalanista ha estado presente en la organización durante muchos años.

Ahora, sin embargo, no es Cataluña lo que el PP tiene en mente para mejorar los pobres resultados del pasado 28A. Es la economía y la amenaza de crisis lo que los estrategas de la campaña piensan debe ser el eje central. Y en esta tesis no sólo se mueve el PP nacional. La dirección regional con Isabel Bonig a la cabeza lleva tiempo poniendo en la diana la gestión del Botànic.

El ajuste presupuestario del Consell es la piedra angular de un discurso con el que el PP quiere incidir en la idea de que la izquierda es mala gestora frente a una derecha más solvente para gestionar los recursos públicos. La semana pasada, de hecho, Bonig presentó una desenfadada campaña en redes sociales para explicar los recortes por todos los municipios y señalar cómo afectan a los valencianos y valencianas ante lo que tildan como la «opacidad» del Consell.

Sin estridencias

La otra clave de esta campaña tiene que ver con el tono. Fuentes del PPCV indican que esperan una campaña «sin estridencias» y «moderada» y consideran que es el punto en el que se ha situado Génova y que además coincide con la estrategia que hace ya seis meses adoptó la organización valenciana.

Los populares valencianos llevan tiempo apostando por tratar de recuperar el discurso de centro al entender que es ese voto el que se escapó hacia Ciudadanos. Aunque confían también en que Vox haya perdido fuelle estos meses, la reflexión es que precisamente lo ocurrido en Cataluña puede volver a darles alas. Hace seis meses, los populares valencianos tuvieron que combinar una campaña que buscaba el centro con la «derechización» de la liderada por Pablo Casado, sobre todo, al final del proceso y con la vista puesta en Vox.

El 10N no se producirá esta dualidad ya que la cúpula regional y Génova van de la mano. Bonig, además, ha conformado un comité de campaña con diputados nacionales. La presidenta, cuyas relaciones con Casado pasan por su mejor momento, espera contribuir a la recuperación del PP nacional con al menos dos diputados más. El líder nacional estuvo en València el 9 d'Octubre y repetirá durante la campaña.

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