La pobreza tiene rostro de mujer. La fotografía se mantiene. Ellas son las que no tienen trabajo o lo tienen a tiempo parcial, las que se encargan de los cuidados, las que cobran pensiones y sueldos más bajos, las más pobres, las que viven peor y las que, un año más y por este último motivo, elevan hasta el 26 % la tasa de pobreza en la Comunitat Valenciana. Así consta en el IX Informe «El Estado de la Pobreza. Seguimiento del indicador de riesgo de pobreza y exclusión social en España 2008 -2018» de la EAPN (Red Europea de Lucha contra la Pobreza, con las siglas en inglés), que se presentó ayer en el marco del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza que se conmemora hoy jueves, 17 de octubre.

El documento analiza la evolución del riesgo de pobreza y exclusión en España y en las comunidades autónomas, según el indicador europeo Arope («At Risk Of Poverty and Exclusion»), que detalla la evolución desde 2008 de este indicador que combina la renta de las personas (umbral de pobreza), con las posibilidades de consumo (privación material severa-PMS) y la intensidad del empleo en los hogares (baja intensidad de empleo por hogar-BITH).

El informe recalca que, en la Comunitat Valenciana, el riesgo de pobreza tenía (y tiene) rostro de mujer, cuyo riesgo de exclusión es cuatro puntos más elevado entre las mujeres (32 %) que entre los hombres (28 %). Por ello, la presidenta de la EAPN CV-Xarxa per la Inclusión, Lola Fernández, asegura que la pobreza seguirá teniendo «la misma fotografía con rostro de mujer» mientras «no se trabaje en políticas específicas, sobre todo para las familias monoparentales con mujeres al frente porque ahí los datos son demoledores». «En esta década hemos visto que el crecimiento del PIB y del empleo son importantes pero no suficientes, hay otras cuestiones que influyen en la reducción de la pobreza como son la redistribución de la riqueza, las políticas de empleo inclusivo, el reparto más igualitario de la recuperación tanto en términos de sexo como de territorios y una fiscalidad justa que haga factible la inversión social equitativa», asegura, tras hacer hincapié en herramientas como la Renta Valenciana de Inclusión (RVI) que «pueden suponer un gran cambio, pero debe llegar a más personas».

«Se ha de trabajar más en hacer comprender y explicar de qué hablamos cuando hablamos de pobreza. Hay una gran confusión entre lo que es pobreza y lo que es miseria, entre lo que es pobreza y lo que es pobreza severa. El desconocimiento de lo que significa la pobreza real nos lleva a pensar en una visión sesgada que podría llevar a negar o poner en cuestión la realidad de los datos», concluye Fernández.

Sin embargo, los datos son los que son. Y son demoledores. El informe señala que en 2018, el 30,2 % de la población en la Comunitat Valencianaestaba en riesgo de exclusión social. El porcentaje se traduce en casi 1,5 millones de personas (1.497.543 valencianos, de los que de las que unas 697.600 son mujeres). Este dato supone la reducción de poco más de un punto con respecto a 2017, cuando se registró una tasa del 31,3%. En términos absolutos, hay casi 50.000 personas menos que el año anterior.

De esta manera y tras el «moderado incremento» en 2017, la tasa Arope vuelve a reducirse con una «intensidad algo mayor» al descenso medio estatal en 2018, pero está todavía 4,1 puntos por encima de esta, que se sitúa en el 26,1%. A pesar de la mejora respecto al año anterior, al pasar del 31,3 % al 30,2 %, la tasa autonómica en 2018 es un 10 % más alta que cuando se originó la crisis en 2008, año en el que se registró un 27,5 % de población en riesgo y un total de 1.383.140 personas en esta situación. El incremento del 3,5 % del PIB valenciano no ha sido suficiente para rebajarla.

Baja 3.5 puntos la pobreza severa

La tasa de pobreza severa (medida con un umbral del 30% de la renta media en España) en la Comunitat se situó en 2018 en el 5,8%, cifra que significa una «importante reducción» de 3,5 puntos porcentuales (-38%) con respecto a 2017 y el regreso a los valores medios estatales. La Valenciana tiene unas 287.000 personas, 170.000 menos que en 2017, que ingresan en sus hogares menos de 370 euros al mes por unidad de consumo y, por tanto, están en pobreza severa.

Según la entidad, unas 144.000 personas viven en condiciones de privación material severa en la Comunitat. Sin embargo, el porcentaje de personas que no pueden permitirse una comida de carne, pollo o pescado cada dos días, ha descendido desde el 5,1al 1,7 % de la población (-66,4%) o aquellas que no pueden permitirse mantener la vivienda con una temperatura adecuada que ha bajado a menos de la mitad, desde el 9,8 al 4,7 por ciento.