La enfermedad del hígado graso afecta ya a cerca del 25 % de las personas de todo el mundo y su prevalencia aumenta con el envejecimiento de la población, según se puso ayer de manifiesto en València durante la tercera asamblea de la organización Litmus, que integra a médicos, académicos y representantes de la industria farmacéutica expertos en esta materia. El consorcio Liver Investigation: Testing Marker Utility in Steatohepatitis (Litmus) es un proyecto centrado en el diagnostico de esta enfermedad y, sobre todo, de sus consecuencias en la salud y ha elegido al Centro de Investigación Príncipe Felipe y el Museu de les Ciències para celebrar su tercera asamblea, informó ayer la Generalitat.

Las personas que padecen la enfermedad del hígado graso no alcohólico tienen un mayor riesgo de desarrollar cirrosis y cáncer de hígado. Quentin Anstee, hepatólogo del Freeman Hospital del Reino Unido y coordinador del proyecto, destacó que «el problema es saber quiénes, entre los pacientes con hígado graso, van a desarrollar inflamación, cirrosis o cáncer de hígado, y para ello hacen falta biomarcadoes no invasivos». Esta dolencia está fuertemente asociada con las epidemias de obesidad y diabetes tipo 2 que están poniendo a prueba a los sistemas de salud en todo el mundo. Aunque esta patología está también muy asociada al envejecimiento, el hígado graso está apareciendo en edad pediátrica a causa de la obesidad infantil.

El director general de investigación de la Conselleria de Sanidad, Javier Burgos, inauguró la asamblea, en la que ha reconocido las aportaciones realizadas en este campo por médicos e investigadores valencianos que, como Marina Berenguer, hepatóloga del Hospital Universitari i Politècnic La Fe de València y presidenta de la Sociedad Internacional de Trasplante Hepático, investigan «para mejorar la calidad de vida de los pacientes».