El repentino fallecimiento de un hombre acusado por un presunto delito de tráfico de drogas justo en el momento en el que iba a empezar el juicio ha revelado que la Ciudad de la Justicia de València, un edificio por el que diariamente pasan entre 10.000 y 12.000 personas, solo cuenta con un desfibrilador. Y ayer esa máquina estaba sin batería, fuera de funcionamiento.

Una hombre natural de Sagunt falleció ayer tras sufrir un infarto dentro del mayor edificio judicial de la Comunitat. La víctima es un varón de 54 años de edad que estaba acusado de un presunto delito de tráfico de drogas e iba a ser juzgado este jueves en la sección primera de la Audiencia provincial de València.

Los sanitarios han realizado las maniobras de reanimación cardiopulmonar durante al menos 40 minutos para intentar salvar su vida, pero los intentos fueron infructuosos. El suceso se produjo justo después de que la letrada de su defensa hubiera negociado una conformidad ventajosa con la Fiscalía para él. El acuerdo, según fuentes próximas al caso, recogía una rebaja de la pena de prisión de 5 años a uno y medio.

La Fiscalía le acusaba de un presunto delito contra la salud pública en la modalidad de causas que crean grave daño y también solicitaba una multa de 7.500 euros. El hombre se desplomó tras comunicarle su letrada el acuerdo de conformidad por el que evitaría ingresar en prisión.

Se le hicieron pruebas previas

La víctima responde a las iniciales de J. C. M., un hombre conocido en el Port de Sagunt, donde al parecer regentaba una sidrería. Se encontraba mal desde hacía un par de días, explicaron fuentes de su entorno. De hecho, nada más llegar a la Ciudad de la Justicia fue trasladado al Instituto de Medicina Legal porque se encontraba mal y con ansiedad. Allí se le practicaron varias pruebas sin detectar nada extraño.

Posteriormente, al volver al pasillo de la sala donde iba a ser enjuiciado, cayó desplomado al suelo. De inmediato acudieron a socorrerle dos médicos de Urgencias que casualmente se encontraban en la sala de al lado para declarar como testigos en otro juicio. Minutos después, llegaron los médicos del Instituto de Medicina Legal e intentaron utilizar un desfibrilador de la Ciudad de la Justicia, pero tenía la batería descargada.

No obstante, según matizaron fuentes sanitarias que atendieron al fallecido, en caso de que el aparato hubiera estado cargado, parece que este no era compatible con el tipo de intervención de urgencia que requería este accidente cardiovascular.

Según relataron los testigos a Levante-EMV, en el momento en el que han ido a conectar el desfibrilador para reanimar a la víctima, el aparato «comunicaba que no tenía batería», lo que generó momentos de nerviosismo entre los sanitarios que intentaban reanimar al hombre antes de que llegara el SAMU a la avenida del Saler. El examen forense determinará las causas del fallecimiento y, en función del resultado, se determinará si el infarto fue fulminante o si se podría haber evitado el fallecimiento con ese aparato instalado en la Ciudad de la Justicia de València.

Los hechos por los que iba ser juzgado la víctima se produjeron en 2016 en Sagunt. La Fiscalía le acusaba de contactar con un narcotraficante, que le abastecía de drogas y que posteriormente vendía a los consumidores.

Los juzgados no están obligados

Pese al óbito, el juicio ha continuado en la Audiencia Provincial y el resto de acusados han confesado los delitos a cambio de una rebaja de la pena, un acuerdo que también iba a aplicarse en el caso del fallecido. Desde la Conselleria de Justicia se ha abierto una investigación para esclarecer las causas de este repentino fallecimiento y precisar las circunstancias en las que se ha producido, además de comprobar por qué el desfibrilador estaba sin cargar. La conselleria admitió ayer que solo hay un desfibrilador en el edificio, pues la normativa autonómica ni siquiera obliga a que se instalen en las plantas judiciales.