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Regreso a València más de 500 años después

Un sefardí que conserva el apellido «Valencia» logra volver como español tras un largo periplo

Regreso a València más de 500 años después

Más de 500 años después de que sus antepasados tuvieran que huir de España por la expulsión de los judíos, Gregorio Lepervanche ha podido volver como español de pleno derecho a la tierra que aún da nombre a su segundo apellido, Valencia. Para ello, asegura haberse enfrentado al trámite «más largo de su vida» hasta poder acogerse a la Ley ue concede la nacionalidad española a los sefardíes descendientes de aquellos judíos repudiados en el siglo XV; una gestión que incluso le ha llevado desde Estados Unidos a Amsterdam hasta seguir la pista de sus ancestros, los «Semah de Valencia».

Acreditar sus raíces no le pareció difícil al conservar el apellido «Valencia» que le viene de la familia de su madre. Sin embargo, fue más largo de lo previsto, por mucho que su bisabuelo se llamara Abraham Semah de Valencia y su abuelo, Joel Valencia. «Como hacía las gestiones desde Estados Unidos y buscaba la documentación en inglés, me dirigí a la sinagoga portuguesa de Amsterdam y a su museo de historia judía. Allí, en la biblioteca de este último encontré documentación sobre un antepasado que fue cónsul de Holanda en Venezuela. Justo la misma que tenía mi familia de Venezuela, pero una escrita en inglés y otra en castellano», explicaba a Levante-EMV.

Aunque esto le evitó otro viaje y la traducción, confiesa que acreditar su condición española le ha costado tres años. «Ha sido lo más difícil que he hecho en mi vida», decía este profesor de la Universidad de Colorado que hace 25 años dejó Venezuela para asentarse en Estados Unidos con su mujer.

Gregorio admite que no deja de ser curioso que él sea católico y no judío, en contra de lo que ocurre en gran parte de su familia, que sigue profesando la religión de Abraham. «En realidad, esto fue algo casual. Mi abuelo era judío casado con una católica así que, cuando estaba embarazada, decidieron que Dios decidiría cómo educarían a sus hijos. Si era chico, sería judío y si era chica, católica, como lo fue mi tía y luego, mi madre», contaba.

6.000 solicitudes aprobadas

Aún así, afirma que algunos de sus primos y tíos siguen fieles a la religión hebrea que incluso llevó a los Semah de Valencia a fundar el primer cementerio judío en la Barcelona de Venezuela. «Mucha de mi familia quiere 'regresar' también a España, pero el plazo dado por el gobierno español para acogerse al retorno de los sefarditas ha concluido, así que soy de los que opinan que debería ampliarse un poco más», decía sin querer entrar a valorar la situación que vive ahora Venezuela.

Visiblemente «contento» por tener ya su DNI español, ahora es uno de los 6.000 sefardíes que han logrado este objetivo tras solicitarlo unos 127.000, después de que se prorrogara un año el plazo inicial dado por el Gobierno para reparar de alguna manera aquella histórica injusticia.

«La verdad es siempre quise venir a València por mi apellido. Luego por un amigo descubrí el Puerto de Sagunto y, buscando la playa, me encontré de repente con Sagunto y su Castillo, una ciudad que posee una de las juderías mejor conservadas de España. Por ello, en 2015 ensayé a vivir en el Puerto y ahora es donde quiero venir a vivir en cuanto me jubile en Estados Unidos dentro de unos meses», confesaba.

Además de encontrar raíces hebreas en Sagunt, Lepervanche mostraba su sorpresa porque la ciudad «presenta una actividad fascinante, como se ha podido ver hace poco con el festival de la Romanidad que coincidió con el primer fin de semana de los Moros y Cristianos», afirmaba.

Ante esta vitalidad, decía esperar que la ciudad también dé ese nivel «dé prominencia» a la promoción de su pasado judío. «Ha entrado en la Red de Juderías Españolas y ofrece una ruta nocturna magnífica, pero ojalá lo haga más», decía poco antes de que la ciudad presentara el nuevo proyecto de difusión de la cultura judía que incluso permitirá conocerla con juegos de rol que rememorarán, entre otras cosas, esa terrible expulsión de 1492.

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