La educación ambiental llegó a España en los años 80 y culminó con el libro blanco de la Educación Ambiental en 1999 y la creación de la Oficina Española del Cambio Climático. Este documento recoge los principios que deben guiar ante el desarrollo sostenible. Pero con la llegada de la crisis económica en 2008, los puestos de educador ambiental fueron recortados y clasificados «de segunda». Esta figura vuelve a estar muy demandada en las instituciones públicas, así como en las empresas.