¿En qué consiste el programa de Tutorías entre Iguales?

El programa es una tutorización emocional entre alumnos que tienen dos años más que los que tutorizan. En el caso de Secundaria, los de tercero son tutores de los de primero; en Primaria, los de quinto son tutores de los de tercero. Y al año siguiente se mantienen las tutorías. En Infantil no trabajamos tanto el concepto de violencia, sino la generación de conductas saludables y los niños de cinco años son tutores de los de tres años.

¿Cómo lo desarrolló?

Soy psicólogo clínico y orientador y he tratado unos 50 casos de víctimas de acoso, y entre seis y ocho agresores en un centro educativo. Ves que los niveles de padecimiento pueden disminuir si se trabaja en ello y empezamos a experimentar metodologías para prevenir la violencia y el acoso escolar. Los estudios nos dicen que la incidencia de los iguales es mucho más alta que la de la familia y el profesorado. Alcanza un 80%, mientras que la de la familia y profesorado son del 10%.

¿Cuándo empieza y cuántos centros se han implicado?

Comenzamos a principios del año 2000 con grupos de psicólogos y de profesores. Actualmente somos 80 y estamos presentes en 1.300 centros educativos. La Comunitat Valenciana es referencia.

¿Qué resultados han obtenido estos años?

Podríamos distinguir en tres ámbitos. Uno sería el del impacto social en centros, somos el programa de mayor implantación en España y hemos formado a 40.000 profesores. Este año han comenzado 250.000 alumnos nuevos como tutores y tutorizados. A nivel de centros educativos, de evaluación; el nivel de solicitudes para ser tutor, que es voluntario, alcanza el 99,9% en Primaria y en Secundaria el 96%. La evaluación externa, realizada por dos universidades, la Universidad de Alicante y la Politécnica de Cataluña, evidencia que el acoso verbal disminuye un 28% el primer año de aplicación y el acoso físico, un 52%. El ciberacoso disminuye un 28%. Bajan los niveles de ansiedad de la víctima un 18% y los de depresión, un 42%. Los resultados son fantásticos.

Ha tratado a víctimas y a agresores, ¿qué lleva a un niño a acosar a un compañero?

Existen muchas razones, no hay un perfil de agresor. Hay personas que tienen más tendencia a ello, pero debe haber un elemento determinante. El acoso escolar se produce cuando hay un agresor, una víctima y espectadores. Son elementos necesarios. Ha de haber un entorno que lo permita, si no no habrá acoso escolar. Así que depende de las circunstancias y del entorno. Por lo tanto, los entornos han de ser disuasivos.

Pero, debe haber algo más aparte del entorno.

¿Por qué un alumno sabiendo que hace daño continúa haciéndolo? Tenemos determinados siete reforzadores de las conductas de acoso escolar si éstas no se cortan. El primero es que puede hacerlo cuando quiera. La familia y el profesorado se enteran de entre un 10% y un 15% de los casos, el resto sólo lo conocen los alumnos. El siguiente es un reforzador de carácter social, un alumno que agrede a otro siempre tiene el soporte de sus compañeros si no se ha trabajado esto, es un líder y le ríen las gracias. Otro aspecto importante son el resto de compañeros, los que no están en su grupo reducido, que son los espectadores. La mayor parte de las veces, aunque no rían sus gracias, no hacen nada. Cuando no hacemos nada delante de estas tipologías de conducta, se convierten en un reforzador de las mismas.

¿Y desde el punto de vista de la víctima?

Si tuviéramos que definir solo una variable, la víctima es aquella persona que no tiene competencias para dar respuesta a las provocaciones, de manera que la mayor parte de las veces se produce indefensión, humillación y dependencia emocional.

¿También los centros educativos pueden reforzar estas conductas?

Si no hay centros implicados y concienciados, no se suele intervenir, con lo que desde la perspectiva del agresor se refuerza su conducta porque no pasa nada. Además, la mayor parte de las veces las familias no aceptan que su hijo sea un agresor. También tenemos las redes sociales, las fotografías o comentarios inadecuados sobre una persona que se cuelgan, y que reciben 25 ó 30 me gusta, se convierten en reforzadores. El objetivo del programa es que estos reforzadores de carácter social, familiar o institucional desaparezcan.

¿Qué pueden hacer?

La comunidad educativa debe saber quién tiene conductas que hacen daño y entender que, cuando lo hacen, es con la intención de hacer daño a otro sabiéndolo. Los agresores saben que hacen daño, pero pocas veces saben la cantidad de daño que hacen. Por eso uno de los aspectos que se tiene que trabajar es la empatía.

Las redes sociales han multiplicado los daños.

Es tremendo, porque te llevas a tu acosador en el bolsillo. El 70% de las situaciones de violencia nacen en el centro educativo y se extienden en las redes sociales o nacen en las redes e interfieren en el aula. Hay una interrelación muy grande.

¿Cómo es posible que en una situación grave nadie se entere?

Porque se guarda la ley del silencio. Los profesores sólo se enteran del 15% de los casos no porque sean malos profesores, sino porque las conductas se realizan de espaldas a ellos. Por eso la intervención sobre acoso escolar debe implicar a los alumnos. Hay un caso típico, el del alumno que se va de un centro escolar por la situación de acoso. La autopercepción que tiene la persona que se va es que el culpable es él, los agresores piensan que pueden seguir haciéndolo. Y los espectadores que ante una situación de acoso se pueden poner del lado del agresor. Que una víctima se vaya de un colegio es un fracaso del centro, de la familia y de los compañeros.