El gobierno del Botànic inicia segunda legislatura con presupuestos, aunque aprobados tras un pleno del Consell extraordinariamente largo, en medio de caras largas de los miembros del ejecutivo y desplantes. Tensión al rojo vivo.

Relacionadas

Finalmente, el presupuesto de 2020 de la Generalitat aumentará un 1,6 %, esto es, 260 millones del gasto no financiero (incluido el coste de la deuda), en la línea de lo avanzado hoy por este diario. El crecimiento es discreto, pero no es el crecimiento cero o decrecimiento que se preveía cuando empezó la negociación de las cuentas entre los tres partidos del ejecutivo.

La vicepresidenta, Mónica Oltra, logra incluir una aportación del Gobierno central para el coste de la atención a la dependencia del 50 % del total. Es lo que dice la ley estatal, pero nunca se ha cumplido (el ministerio no ha pagado nunca más del 12 %), lo que convierte este ingreso en irreal.

La tensión final se ha desatado por el desencuentro entre socialistas y Compromís por las partidas de la nueva Conselleria de Innovación.

La previsión hasta ayer era que el departamento de Carolina Pascual se quedaba con 50 millones procedentes del Ivace, adscrito a Economía. La coalición no aceptó en el último momento, lo que retrasó el acuerdo final y provocó un enfado en la parte socialista del Consell ("monumental", decían algunos altos cargos). La solución es que el dinero se queda en la Agencia de la Innovación (AVI), pero lo gestionará el conseller de Economía, Rafael Climent.