La conselleria gobernada por Mireia Mollà es una de las que registra un mayor incremento porcentual respecto al año pasado al crecer un 4 % y situarse en 422,68 millones de euros, si bien este aumento tiene que ver con las direcciones generales relacionadas con medio ambiente, emergencia climática y transición ecológica.

Con todo, para la regulación de los sectores productivos a través de la Dirección General de Política Agraria Común se sitúa en 43,2 millones de euros, un 6,34 % menos. Además, la Dirección General de Agricultura, Ganadería y Pesca, para la «ordenación, restauración y mejora agraria» queda en 43,3 millones. Eso representa un descenso del 1,91% en comparación con el año anterior.

También el área de infraestructuras agrarias disminuye un 1,21 % al caer a 38,6 millones de euros. De este modo, la nueva Ley de Estructuras Agrarias, otro de los principales objetivos del Govern del Botànic tendrá por tanto un presupuesto menor de lo esperado para impulsar la modernización del campo e impulsar la concentración de explotaciones agrarias de cara a mejorar la competitividad o evitar el abandono de tierras.

Por otro lado, el gasto destinado por la conselleria de Mireia Mollà para investigación científica, técnica y aplicada (Dirección General de Desarrollo Rural) registra otro tijeretazo del Consell al destinar 33,6 millones; un 1,24 % menos que un año antes. El sector de la pesca contará con un presupuesto de 24,7 millones, un 3,56 % más que en 2019.