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Medioambiente

Un alto riesgo de incendio en 4 años planea sobre la zona quemada de Llutxent

Investigadores del Ceam señalan que el pinar no alcanzará la masa previa al fuego de 2018 y advierten del peligro que encierra la gran presencia de aliaga

Alta presencia de matorral en el Racó de Cacaver. ceam

Catorce meses después del incendio de Llutxent que arrasó 3.720 hectáreas, el más grave del verano de 2018, la regeneración del pinar del Barranc de Borrell está siendo pobre, «observándose solo individuos de forma aislada que no garantizan la recuperación de la masa boscosa anterior». Excepto en el Pla de Junquera, la «resurrección» no se vislumbra pues. Por contra, los investigadores alertan sobre la alta presencia de la planta arbustiva aliaga (Ulex parviflorus), con densidades superiores a 15 individuos por metro cuadrado «por lo que a medio plazo, cuatro ó cinco años, es previsible el desarrollo de un matorral denso y con alto riesgo de incendio».

La enorme presencia de especies como la coscoja (Quercus coccifera), el lentisco (Pistacia lentiscus), el enebro (Juniperus communis) o el palmito (Chamaerops humilis) supone una enorme carga de combustible, que dispara la probabilidad de megaincendios de difícil control.

Previsiones preocupantes

Los datos los aporta el Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo tras una prospección llevada a cabo el 23 de octubre en la que se confirmó que el bosque no alcanzará las densidades previas al desastre de agosto de 2018, algo ya intuido en un primer muestreo solo cuatro meses después del fuego. Los autores del estudio recuerdan que la germinación del pinar ocurre en su mayoría en la primera estación húmeda tras el incendio. «Desde entonces se han registrado más de 1.600 mm de precipitación en la zona, con un período seco de casi 4 meses durante 2019», remarcan. Pese a la irregularidad de las precipitaciones, la regeneración de la vegetación «está siendo muy rápida, pero menor de lo esperado en algunos pinares».

Los investigadores confirman la extracción de la madera quemada en La Lloma, en las cercanías de la Font del Castellet. En el Surar, por contra, todavía permanecen en pie los restos calcinados. Esta zona presenta una regeneración de la vegetación superior al 60 %. Algo extrapolable a los alcornoques, cuya capacidad de rebrotar en copa «ha sido buena». Coscoja, palmito, madroño (Arbutus unedo), roble valenciano (Quercus faginea), brezo, torvisco, lentisco y durillo (Viburnum tinus) han aparecido de nuevo. «Especies rastreras o lianas como Smilax aspera, Lonicera implexa o Rubus Ulmifolius también se encuentran de forma significativa», según el documento, destacando la presencia de helechos (Pteridium aquilinum) en el sotobosque del alcornocal, donde el lastón (B. retusum) domina el estrato herbáceo.

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