Teresa Ribera advertía ayer de que la legislación vigente «se encuentra ampliamente superada por la realidad» en lo que es una «cuestión compleja» que requiere no sólo proyectos normativos, sino una «ocupación correcta del espacio» y la redacción de instrumentos para la salvaguarda del litoral. Estudios como el presentado junto al profesor Íñigo Losada se revelan, en su opinión, como «imprescindibles para la gestión puesto que incorporan todas las variables climáticas».
Lo cierto es que en la Estrategia de actuación en la costa sur de València redactada ya hace unos años se apunta al puerto de València como principal elemento condicionador al dividir la costa sin prácticamente conexión entre el norte desde la desembocadura del Turia hasta el cabo de Cullera y desde este a Les Devesses, primera de las playas pertenecientes a la provincia de Alicante.
El ministerio establece tres grados de prioridades: alta, media y baja con obras para ejecutar que en algunos casos recogen varias alternativas. Entre las obras se contemplan desde alargamiento de espigones, prolongación de diques y el vertido de arenas en playas de València como la de Pinedo, el Perelló, Pouet, les Palmeres o la Devesa. Situación que se repite entre el cabo de Cullera y el puerto de Gandia en puntos como El Marenyet, Estany o El Brosquil. Les Devesses o Bovetes en Dénia, donde los últimos temporales han hecho estragos, también requiere de actuaciones prioritarias según el ministerio.
En cuanto a la costa de Castelló las mayores afecciones las presentan las playas situadas entre el puerto y el río Mijares (Ben Afeli y La Torre) y la playa del grao de Borriana, esta última con una retroalimentación periódica. La desembocadura del rio Belcaire también requiere especial atención, así como gola de Queralt hasta el puerto de Canet de Berenguer.
