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La lección del Botànic

Los portavoces de PSPV y Unides Podem subrayan la importancia de las conexiones personales para el éxito del «matrimonio» político en la Moncloa

Naiara Davó y Manolo Mata participan en un debate sobre el nuevo pacto de Gobierno

Naiara Davó y Manolo Mata participan en un debate sobre el nuevo pacto de Gobierno

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Naiara Davó y Manolo Mata participan en un debate sobre el nuevo pacto de Gobierno Alfons Garcia

El encuentro se produce en las horas finales para presentar las enmiendas a la ley instrumental que acompaña los presupuestos de la Generalitat. Los teléfonos de Manolo Mata y Naiara Davó no paran. Es un conseller: que el socialista ha de terminar de pactar una enmienda con la podemista. Una diputada espera en la puerta con otros papeles que urge transaccionar. Es la vida botánica: capacidad de escucha, empatía con los socios y cesión. Pedro Sánchez y Pablo Iglesias no han demostrado mucha maña en el pasado en estas habilidades. Tras el preacuerdo de Gobierno del pasado lunes, tendrán que aprender a la carrera. El tripartito valenciano, vivo desde 2015 (no sin problemas), puede ser un espejo. «Hemos botanizado España», tuiteó Mata. De eso conversan los portavoces de PSPV y Unides Podem en las Corts, reunidos por Levante-EMV.

El acuerdo

Una sorpresa también para ellos, aunque era «la única vía»

Empecemos por el acuerdo y lo que de él sabían los dos dirigentes, que no era mucho. «Me enteré por la radio», confiesa Mata. «Tenía claro que iba a ser rápido, pero nunca tanto, y que la vía de Unidas Podemos era la única. El elemento de distorsión es que Pablo Casado se anticipara y ofreciera su apoyo incondicional. Creo que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias fueron conscientes de que lo tenían que hacer antes de que otros intentaran arreglarles la situación».

Davó supo del preacuerdo poco antes de que se hiciera público. «Se comunicó por las vías internas del partido», dice. «La discreción era necesaria para evitar presiones e interferencias de los poderes económicos», explica. Y admite que, tras las manifestaciones en campaña del presidente en funciones, pensaba que iba a buscar el entendimiento por la derecha. Hubo sorpresa.

Lazos personales

Al fin del mundo con los socios, el ejemplo para Madrid

«Con Naiara y Fran Ferri (síndic de Compromís) me iría al fin del mundo», afirma Mata para explicar la importancia de la conexión personal en el funcionamiento de una alianza. Dirigentes socialistas, podemistas y de Compromís eran viejos conocidos en 2015 y eso ayudó a la fluidez del Botànic. «En Madrid no tenían vínculo personal. Sánchez e Iglesias no se conocían de antes. Ahora lo tienen y los dos saben el precio que han pagado por mantener una cierta obstinación. Eso va a ayudar», razona el síndic del PSPV.

Su homóloga en el banco morado comparte la importancia de «los lazos de confianza» en un matrimonio político. «Como en toda relación», apostilla. Su lección es esta: «Tener empatía para ponerte en el lugar de otro y comprender que nadie tiene verdades absolutas. Entender al otro para hallar puntos de encuentro y, si no los hay, que el desencuentro no sea una tragedia. No pasa nada por no estar siempre de acuerdo, podemos seguir gobernando».

La financiación

La ausencia explícita en el decálogo no es para tanto, dicen

El decálogo del acuerdo del abrazo no incluye una referencia explícita a la financiación autonómica, el gran tema valenciano, la clave de bóveda de la agenda del Botànic en Madrid. «No me preocupa», sostiene el socialista. «Lo más positivo es que la infrafinanciación valenciana está asumida por todos -agrega-. Hay que luchar por un nuevo modelo, pero que de momento nos coja mejor situados». Quiere decir que hay que dar prioridad al 10 % de inversiones (lo establecido en el Estatut), los fondos para la atención de la dependencia y que se asuman los 1.325 millones ficticios, que incrementan la deuda, «a la que hay que buscar una solución». El trasfondo es que ve «muy difícil» un nuevo sistema de financiación «con la segmentación y fragmentación actual» del Congreso. Mata deja una frase lapidaria. No será la última. «La extrema derecha me parece un drama para la sociedad, pero Teruel Existe también me da miedo». Añade: «Como decía Azaña, ¿quién se ocupará de España?». Y deja un elogio para Podemos. No será el último. «Me gusta que es un partido con vocación nacional».

Naiara Davó defiende que la financiación autonómica sí está indirectamente en el decálogo del preacuerdo. Está cuando habla de asegurar la prestación adecuada de los derechos y servicios que son competencia de las autonomías. O sea, sanidad, educación o atención social, argumenta.

Las autonomías

El 10N indica la necesidad de repensar el orden territorial

La conversación da el salto hacia la organización territorial de España, cuestión que lleva ligada el mantenimiento económico de las comunidades. Mata entra al trapo: «O nos dan el dinero para prestar estos servicios o no podemos». «Es curioso que en el centro del debate en España hay políticas que se ejecutan en las autonomías».

La portavoz parlamentaria de Unides Podem precisa que los resultados del 10N inciden en la necesidad de repensar el modelo territorial. La entrada, reaparición o revitalización de pequeñas fuerzas locales en el Congreso es un indicio, en su opinión, de que «la gente está poniendo el foco en lo más próximo». «Más pronto que tarde ha de llegar ese debate territorial, que fácil no va a ser».

«Pero ya no es un problema identitario», interviene el socialista. Davó acepta y concluye: «Está claro que el Congreso no puede ser un segundo Senado».

Extrema derecha

Una operación mundial que ha enganchado a los jóvenes

¿Un gobierno de izquierdas (con Podemos y la última versión del comunismo) va a ser un terreno abonado para el crecimiento de la extrema derecha? Mata rechaza la tesis a partir del ejemplo del Botànic. «Es el ejemplo de que eso no es así». El de Izquierda Socialista rechaza el estigma del comunismo, elevado casi a la categoría de insulto. «Hay un espacio de convivencia en la tradición de izquierdas que es muy atractivo», razona.

Davó niega la idea porque el auge de la extrema derecha no ha llegado en paralelo a un ascenso del comunismo, sino «cuando las sociedades son más individualizadas, hay más paro y trabajo precario, y los servicios se prestan mal».

«Es una operación mundial y el factor desencadenante en España da igual», abunda Mata, que lamenta cómo «el rollo de la extrema derecha» ha penetrado en la juventud, que lo recibe como algo atractivo. «Es la destrucción de un modelo de civilización que tiene unos cómplices en todo el mundo. La trampa de España es que el voto a Vox es un voto útil, porque la derecha ha querido. Sirve para gobiernos con PP y Cs».

La patronal

Un cierto alboroto es normal, pero Podemos «no asusta»

«Es normal que la patronal se alborote algo cuando hablamos de que el dinero del rescate a la banca se devuelva», dice la política de Alcoi sobre la reacción de las organizaciones empresariales ante el abrazo. Pero el mensaje que ofrece es de «tranquilidad», de una fiscalidad más progresiva, sobre todo para las grandes fortunas. «Sin asustar».

«Ves por qué nos llevamos bien». Mata ríe. Y añade que la economía está «mucho menos alborotada de lo que se podía pensar». La muestra es la Bolsa, que bajó mucho más cuando José María Aznar. Y deja otro elogio a los morados: «Algunos excluyen a Podemos del espectro constitucional cuando son los que más defienden la letra pequeña. En cambio, sí quieren incluir a Vox».

Cataluña

El momento de aparcar juegos políticos y hacer política

La necesidad ha llevado a Iglesias y Sánchez a entenderse, considera el número dos del PSPV. Es el momento, defiende, de que el juego de la política teórica pase a un segundo plano y de «hacer políticas», porque «el riesgo de involución es real». Los nuevos socios necesitan apoyos. «ERC ha de pensar si quiere un Gobierno que haga las transferencias que necesitan y no quiera enviar tanques».

Davó concluye que el trabajo por delante es importante, porque no acaba en PNV o ERC. Hay que seguir sumando para la investidura. Cierra Mata: «Unas terceras elecciones serían el descrédito de la política y el sueño de Bannon», el oscuro ideólogo ultra.

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