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Análisis

ERE: un fallo que oxigena la nueva política

El caso devuelve el bumerán de la corrupción a los socialistas y da aire a a los tocados partidos valencianos de la regeneración

ERE: un fallo que oxigena la nueva política

Los partidos que más ganan con la sentencia condenatoria de los ERE son aquellos que salieron más tocados de las últimas elecciones, que revitalizaron en cierta manera el clásico bipartidismo y, con la salvedad de la pujante ultraderecha, castigaron a lo que se llamó nueva política, aunque sus líderes ya no sean tan nuevos (llevan un lustro en primera línea) y empiecen a abrir la puerta de salida (Albert Rivera).

La pena de cárcel a un expresidente socialista andaluz y exministro, las condenas a otros altos cargos y la inhabilitación de otro expresidente socialista y exministro no dejan de suponer un mazazo para el partido de Pedro Sánchez y Ximo Puig por mucho que fuera un decisión esperada y que electoralmente pueda darse por amortizada. Como los personajes afectados: José Antonio Griñán y Manuel Chaves son página pasada en los libros de Ferraz.

Tan amortizada electoralmente quizá como las sentencias que aún han de llegar sobre los casos de corrupción que afectan al PP y que tienen un buen número de protagonistas valencianos de primer nivel (Eduardo Zaplana, Alfonso Rus, Francisco Camps, Serafín Castellano...)

El fallo de los ERE tiene el efecto de igualar, a los ojos del gran público y si no se entran en detalles, a los dos grandes partidos, de modo que tampoco se puede considerar una victoria para el PP, porque es un esfuerzo titánico remover asuntos de corrupción y no pensar ni citar esa marca política. Entrar en detalles es el objetivo ahora de los socialistas, especialmente los valencianos, a los que el caso queda geográficamente lejos. Puede ser un esfuerzo baldío esperar que calen en el electorado las diferencias entre los ERE y Gürtel, por citar la madre de todos los casos que han empañado la trayectoria del PP.

La resolución judicial constata que no hubo enriquecimiento de los altos cargos ni financiación ilegal del partido, como se persigue en causas del PP, pero hubo desvío de fondos públicos para otros fines, más parecidos a la vieja costumbre política de tejer redes de clientelismo. Será de otra manera, pero no deja de ser corrupción, de modo que el resultado de la búsqueda de matices parece misión complicada.

No todo es malo para los socialistas. Un contexto sin elecciones a la vista es bastante mejor que una sentencia en plena campaña. Ni siquiera consideran los dirigentes valencianos que pueda afectar al acuerdo (en trámite) con Podemos para gobernar, aunque Pablo Iglesias puede sentirse más fuerte que hace dos días.

Esa es la otra cara del fallo: el revitalizante soplo de aire que reciben los partidos valencianos del discurso de la regeneración, impulsados en las elecciones de 2015 como respuesta a los recortes y los casos en cascada de corrupción del hegemónico PP. Sin embargo, y con matices diferentes, Compromís, Unides Podem y Ciudadanos han retrocedido en las últimas convocatorias.

Fueron las formaciones que reaccionaron ayer con más brío ante la resolución. Entra dentro de la lógica. «Es una sentencia contra el bipartidismo», afirmó Fran Ferri (Compromís). Recuperan relato ante un eje clásico que tras las elecciones del 10N parecía que quedaba más solo junto a la nueva extrema derecha. Está por ver la duración de la bombona de oxígeno sin elecciones en el horizonte.

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