Unas 400 mujeres marcharon anoche por las calles del centro de València para denunciar la violencia que sufren cuando el sol se esconde y reivindicar su derecho de sentirse libres y seguras en todos los ámbitos y los espacios de la noche, tanto en las calles y espacios públicos como en los locales privados de ocio.

Con el lema «Prenem la nit, els carrers seran sempre nostres», decenas de mujeres de todas las edades -tanto jóvenes como mayores- marcharon por las calles, cortando el tráfico. La marcha nocturna, convocada por l'Assemblea Feminista de València, recorrió Russafa a partir de las 22:00 horas. Así, por una de las zonas más importantes de ocio nocturno de la ciudad (y más un sábado por la noche), las manifestantes -únicamente mujeres y que coreaban diferentes lemas de protesta- callejearon entre las terrazas donde cenaban decenas de personas, algunas de las cuáles aplaudían la marcha mientras otras contemplaban con sorpresa.

Mireia Biosca, miembro de la asamblea, explicaba que el objetivo de la marcha nocturna -que se ha recuperado en los últimos meses en València- era «tomar la calle por la noche» porque las mujeres «sufrimos violencia todo el día, pero las noches son el ejemplo más claro, tanto en la calle como dentro de los espacios de ocio». «Las calles por la noche son espacios peligrosos para las mujeres y queremos subvertir eso y decir que son nuestras, también de noche», añadía.

Como Mireia, también marchaba Lola, quien reivindicaba «el derecho absoluto y total de poder ir por la calle de noche, como cualquier hombre». «Queremos ir confiadas y no temerosas», manifestaba.

Por su parte, Sara consideraba «muy necesario hacer marchas nocturnas». «Estoy aquí para que nos vean, el lunes hay una manifestación, pero considero que hacía falta una marcha no mixta, para estar unidas y crear sororidad, que es muy necesaria», afirmaba. «Cuando vas sola, te sientes desprotegida y a veces te siguen, por eso es importante llenar las calles de mujeres. En la nocturnidad casi todo está regentado por hombres y muchas veces te miran y te cosifican y, aunque no hagan nada, estás sola», lamentaba.

Sobre esto, Teresa, otra de las mujeres que marchaban, recordada que «ningún hombre sabe qué es volver a casa hablando por el móvil hasta que entra en el portal, cruzar de acera porque viene una pandilla, ni deja de entrar a un bar porque está lleno de mujeres, tampoco tiene miedo de entrar al ascensor. Nunca han tenido esa experiencia, la desconocen». «No vamos a consentir que nos digan por dónde tenemos que ir, ni a qué hora. Quiero llegar a casa como a mí me dé la gana, como ellos», explicaba, antes de que una de sus acompañantes añadiera: «Queremos salir tranquilas, no tener miedo, llegar a casa sin problemas, por el día y por la noche, y concienciar».

Otra joven pedía «que ninguna mujer se sienta vulnerable cuando sale de fiesta y tenga que volver a casa», y las más mayores garantizaban que la lucha por la igualdad seguirá: «Hemos sido feministas durante la dictadura y en las peores condiciones y vamos a seguir, somos imparables».

Como soluciones, y para evitar hechos como la violación grupal que hubo en una discoteca de València, desde la asamblea piden «que los espacios de ocio tengan protocolos», no solo para actuar tras una agresión, «sino para prevenirlas». «Muchas agresiones pasan porque los espacios de ocio no se lo creen, aunque sí hay muchas», detallan. «También es importante la conciencia social y que los hombres sepan que tienen actitudes que no son aceptables y que deben replantearse», apuntan.