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La dinastía carlista se reconcilia con 'els Furs' 300 años después

Carlos Javier de Borbón-Parma hizo ayer el juramento al que se negaron sus antepasados

La dinastía carlista se reconcilia con 'els Furs' 300 años después eduardo ripoll

El pretendiente carlista al trono de España, Carlos Javier de Borbón-Parma, visitó València durante el fin de semana y ayer juró els Furs en la Catedral, donde asistió a Misa en la Capilla del Santo Cáliz, como ya ha informado Levante-EMV.

Durante la visita, el expresidente del empresariado valenciano, Rafael Ferrando, fue condecorado por el Príncipe Carlos Javier de Borbón-Parma con la medalla de la Lealtad. Toda la familia Ferrando desde hace varias generaciones ha permanecido leal al carlismo. El padre del actual pretendiente, Carlos Hugo de Borbón, quien casó con Irene de Holanda, también distinguió a miembros de la familia.

Todos los reyes de Valencia, al tomar posesión del Reino, juraban cumplir con los Fueros, las leyes especiales del territorio, lo que ocurrió hasta la época borbónica, cuando se negaron a hacerlo, aboliéndolos el primero de la dinastía Borbón, Felipe V.

No obstante, el histórico pretendiente y primero de la dinastía carlista, el Archiduque Carlos de Austria, se negó a jurarlos. Carmen Pérez Aparicio ha estudiado el caso y afirma que, aunque no los juró, «se mostró desde el primer momento dispuesto a cumplir sus obligaciones, manifestando así su propósito de desmarcarse de la política autoritaria de sus predecesores».

En agosto de 1705 apareció frente a las costas de Dénia y Altea una flota de 170 barcos de guerra de las Armadas de Inglaterra y Holanda, comandadas por el Archiduque Carlos de Austria, quien llegaba con la intención de librar al Reino de Valencia de la tiranía monárquica francesa y recuperar para él la Corona de España.

Previamente, una avanzadilla de los suyos incursionó por el territorio y repartió por los pueblos una proclama en la que decía: «No ha podido excusar el Real Cariño que tenemos a nuestros fieles vasallos del dicho Reino de Valencia de insinuar y asegurar por este nuestro Manifiesto, que no permitiendo la brevedad del tiempo, detenernos por ahora en estas partes, para darles las asistencias que necesitan, para manifestar su lealtad y recias intenciones, que, sabemos, conservan inviolables; no dexaremos de acudir al amparo y defensa de este Reino, luego, que las disposiciones más precisas de Nuestro servicio serán executhadas en Cataluña. En cuya consideración amonestamos y encargamos a todos los fieles vasallos de nuestro Reino de Valencia, se prevengan al desempeño de sus obligaciones, en breve intervalo, que quedaremos ocupados en otras partes, y cumplan con la buena ley de su lealtad, que nos dejen, como su legitimo Rey y Señor, cuando llegando la Coyuntura recibirán nuestras Reales Ordenes, y Conseguiran la felicidad de recobrar su antigua libertad y seguro goze de sus Privilegios».

El Archiduque desembarcó en Dénia, ciudad que se alineó con él, y en la que se proclamó rey de España con el nombre de Carlos III. Un valenciano, de Alboraya, Juan Bautista Basset y Ramos, militar, fil a la causa austracista asumió el mando de las tropas y se convirtió en líder popular de la revolución con desigual suerte en distintas etapas.

El autoproclamado rey Carlos III hizo su entrada triunfal en Valencia el 10 de octubre de 1706. Al día siguiente por la mañana acudió a la Capilla de la Virgen de los Desamparados para venerarla y rezar ante ella. Luego la acompañó hasta la contigua Iglesia Catedral, donde se celebró un solemne oficio religioso con motivo de su proclamación, que concluyó con el canto del Te Deum, el cual no fue presidido por el arzobispo Folch, partidario de los absolutistas.

En la tarde del 12 de octubre, el nuevo y efímero rey contempló la procesión general que se hizo con la imagen de la Virgen de los Desamparados desde el balcón del palacio de la Diputación de la Generalidad del Reino y al llegar el anda con la imagen a la altura del edificio. En esta ocasión, la Virgen fue llevada bajo palio por expreso deseo del Rey Carlos.

El clero alto era absolutista, pero el llano y los frailes se mostraron mayoritariamente partidarios de don Carlos, por lo general por ir en contra de Castilla y Francia. Desde los púlpitos arengaban al pueblo a sumarse a la causa carlista.

Patrona del Reino de Valencia

El 8 de diciembre de 1706 en la Real Capilla de la Virgen, el rey Carlos proclamó solemnemente a la Inmaculada Concepción de María como Patrona del Reino de Valencia y juró defenderla.

En 1707, con las tropas absolutistas en las puertas de la ciudad, el rey Carlos, oyó Misa en el camarín de la Virgen, besó su imagen y se despidió de ella.

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