La Conselleria de Educación anunció ayer que analizará «con detenimiento» los resultados del informe PISA 2018, pero recordó que el alumnado de 15 años que realizó los tests ha estudiado con el Botànic solo los tres cursos anteriores a las pruebas.

«A falta de un análisis más exhaustivo, consideramos que los resultados son el efecto directo de la aplicación de la Lomce en las diferentes etapas educativas y las consecuencias negativas del Real decreto de recortes de 2012», apuntaron ayer fuentes del departamento que dirige Vicent Marzà. Por tanto, concluyeron que el alumnado «aún arrastra los cursos de los recortes educativos de los antiguos gobiernos».

Las políticas del Botànic -como la innovación, la inclusión o la mejora en la calidad docente-, detallaron las mismas fuentes, «son ejes de actuación a largo término» y «no son evaluables aún», ya que se basan en un «cambio de paradigma que no es observable a corto plazo». Pese a esto, ayer, Ciudadanos y el Partido Popular coincidieron en afirmar que las prioridades de este Consell «no son los resultados académicos».

En la incidencia de los recortes en la enseñanza valenciana también coinciden sindicatos como Stepv y CC OO. El primero recuerda que en la Comunitat Valenciana los recortes supusieron «la supresión de más de 5.000 puestos de trabajo y el aumento de un 20 % de las ratios», entre otros puntos.

Por su parte, desde la Federación de Enseñanza de CC OO, recalcan que PISA 2018 «ha medido la trayectoria del alumnado escolarizado en la Lomce y los recortes y ha mostrado el resultado de esa ecuación: más desigualdad y empeoramiento de los resultados».

Junto a estos factores, la Associació de Directors i Directores dels Instituts de Secundària (Adies-PV), añade que el alumnado valenciano llega a tener hasta 14 asignaturas en Secundaria y que en otros países «tienen más horas de las asignaturas que se evalúan». Por eso, el presidente de la asociación, Toni Picornell, detalla que «nuestro sistema no es malo, pero trabajamos con otras disciplinas». Asimismo, considera que los datos acercan a la Comunitat Valenciana «a la media, no es un suspenso».

Reconoce que el informe PISA es «una prueba de evaluación interesante para contextualizar en qué punto estamos» y, entre otras cosas, es «útil para ver que en las comunidades autónomas en las que ha salido mejor, la inversión por alumno es más grande» y que «con ratios pequeñas es más fácil trabajar». Del mismo modo, Picornell también destaca que salen más beneficiadas las autonomías con más «dispersión geográfica», lo que conlleva «más medios y una atención más individualizada al alumnado».

Por último, los directores y directoras aseguran que, aunque no se refleje en PISA, los estudiantes valencianos «tiene más capacidad de innovar y buscar soluciones a los retos», lo que los docentes comprueban en los proyectos de intercambio internacionales. Desde los centros también verían con buenos ojos «que otros organismos, tal vez la Unión Europea mejor que la OCDE, hicieran evaluaciones».

Aspectos fundamentales, fuera

Las familias recelan de PISA, un informe que edición tras edición suma más críticas -en esta ocasión se ha alzado contra él el gobierno de la Comunidad de Madrid. Màrius Fullana, vicepresidente y portavoz de la Federación de ampa Gonzalo Anaya, recuerda que a pesar de que es el índice más prestigioso, lo realiza «una organización empresarial» y condiciona que puede estar «sesgado», ya que tiene en cuenta «aspectos muy concretos del currículum, pero no una valoración general del sistema educativo, lo que consideramos fundamental».