Vio el documento y, por primera vez desde hace meses, respiró tranquila. Los servicios sociales del Ayuntamiento de Burjassot le ofrecieron a K.V la posibilidad de que «pueda alojarse con sus hijos en un piso ofrecido por la institución religiosa Hermanas Hospitalarias hasta que puedan ubicarse en el piso que desde la EVha deben adjudicarle». Y la mujer tomó aire, dio las gracias y firmó el documento. Eso sí, antes de firmar nada, pidió asesoramiento a la Plataforma de Afectados por las Hipotecas (PSAH) de Burjassot, una entidad que se encarga de ella y de su familia desde que saliera a la luz su caso.

De esta manera, la mujer y su familia abandonará hoy el hostal en el que han dormido cuatro noches y que ha sufragado el Ayuntamiento de Burjassot a instancia de la Conselleria de Vivienda que, tras conocer el caso de K.V. y su familia no dudó en pedirle al consistorio que le proporcionara una «solución temporal» mientras buscan un piso que se adapte a las características de una familia formada por una madre sola, dos hijos pequeños (de 2 y 6 años) y dos hijas adolescentes (13 y 15 años).

Sin embargo, la realidad es que la Generalitat Valenciana no cuenta con pisos disponibles en la actualidad para una lista de espera que ronda las 26.000 solicitudes de emergencia habitacional. Aún así, la maquinaria ya está en marcha para que la Entidad Valenciana de Vivienda y Suelo (EVha) le adjudique una vivienda a K.V. Mientras tanto, la familia residirá en un piso propiedad de las Hermanas Hospitalarias.

«Gracias, de todo corazón»

«Agradezco a las Hermanas Hospitalarias que me ofrezcan un techo, de verdad y de todo corazón. Esta noche será muy diferente en el hostal porque ya vemos la luz. Estas tres últimas noches hemos estado todas muy nerviosas. Hablo en femenino porque mis dos hijas mayores son chicas y se enteran ya de todo. Están preocupadas. El primer día a mi hija mayor y a a mí nos atendieron en el centro de salud por ansiedad y nos va a tratar un psicólogo. Nos hace mucha falta a las dos. Gracias, de todo corazón, gracias», explicaba ayer a este periódico K. V.

La mujer, migrante, con permiso de residencia pero no de trabajo, víctima de agresión sexual y sin recursos vivía en una habitación de un familiar con sus cuatro hijos cuando Levante-EMV contó su historia ya que debía salir de la vivienda en 48 horas. Ahora, tendrá un techo, algo imprescindible cuando hay menores de por medio ya que lo contrario implica que el servicio de tutela de menores entre en la ecuación.

K.V. tendrá hoy un hogar (aunque sea provisional) y eso alivia su principal preocupación. La siguiente se centra en cómo se desplazará desde el distrito marítimo (lugar donde se encuentra la vivienda) hasta Burjassot, municipio donde están escolarizado tres de sus cuatro hijos, teniendo en cuenta que carece de recursos. Sin embargo, tiene concedida una ayuda de emergencia que solo ha cobrado una vez, aunque es prorrogable dos más. En octubre el ayuntamiento pasó el pago de la ayuda de emergencia del mes de agosto. El banco cerró la cuenta y devolvió el recibo. «Estamos intentando que el ayuntamiento le de un cheque para que pueda desplazarse a diario a Burjassot y comer.