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Informe

La juventud desconfía de la Constitución

Un estudio de la Universitat de València concluye que la Carta Magna es una gran desconocida entre los jóvenes - El consenso logrado en su aprobación y el reconocimiento de las autonomías son los aspectos más valorados

Congreso de jóvenes celebrado en València durante el presente año. F. Bustamante

«No somos antisistema; el sistema es antinosotros». Este lema, mostrado como tantos otros el 15M en la plaza del Ayuntamiento de València es el punto de arranque de un reciente estudio de la Universitat de València sobre las actitudes de la juventud valenciana sobre la democracia, sus instituciones y los partidos políticos. Un trabajo que arroja la conclusión de que este colectivo desconfía de la Constitución, que resulta ser una gran desconocida. La práctica totalidad de las personas encuestadas conocen por encima (27 %), muy poco (38 %) o casi nada (32 %) la Carta Magna y un 70 % tiene poca o ninguna confianza en ella, un distanciamiento que se ha acentuado en los últimos años.

Aída Vizcaíno Estevan, profesora de Ciencia Política y de la Administración, y Javier Cuenca Cervera, también profesor de la misma rama en la Universitat de València son los autores de esta investigación que indaga en la desafección creciente entre la juventud hacia las instituciones y los partidos e intenta detectar si este descontento se proyecta también hacia la propia democracia. La conclusión es que el colectivo está harto de la política, pero no hasta el punto de romper con ella, ya que sigue confiando en el sistema.

«No existe una apatía inherente, radical, a estas generaciones sino una muralla creada por la insatisfactoria respuesta política que les aleja de la política convencional pero no les vuelve apolíticos», reflexionan la autora y el autor en las conclusiones. El trabajo, que lleva por título «¿Es el sistema antinosotros? Percepciones sobre la democracia y la Constitución de 1978», se ha basado en entrevistas realizadas en 2018 entre alumnado de Políticas y Derecho y cuyos datos se han comparado con estudios anteriores del CIS. Esta metodología permite conocer la evolución de la ya clásica desafección de este colectivo hacia la política.

Respecto a la Constitución, consideran que su desconocimiento «es resultado, entre otros, de la ausencia estructural de pedagogía constitucional y de la carencia de un espíritu constitucional colectivo». El 50 % está insatisfecho, «un desencanto paulatino y constante durante los últimos 15 años». El trabajo se adentra también en las opiniones que tienen los estudiantes sobre la Carta Magna: qué aspecto es para ellos más importante. Disminuye la percepción de que fue clave para garantizar la libertad, una cuestión que, para los autores, podría tener relación con la percepción de incapacidad para materializarla en su máxima expresión. Además, aumenta sustancialmente la cuestión nacionalista. Alrededor del 15 % destaca que el texto reconoce el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones. También se da importancia a la limitación del poder ejecutivo, entendido como una crítica a la clase política.

En términos ámplios, la clave del estudio es si este descontento se ha proyectado sobre la propia democracia y los datos evidencian una brecha hacia las instituciones, pero no hacia el propio sistema. No hay duda sobre la opción democrática ya que el 75 % apuesta con ella como forma política, por lo que puede hablarse de crisis político-institucional, pero no del modelo democrático. De hecho, en comparación con los estudios del CIS de los años 2009, 2012 y 2014, la juventud entrevistada muestra una ligera mejora en los valores positivos hacia la democracia.

El momento de mayor insatisfacción fue en 2014. Ahora bien, el estudio detecta un ligero aumento de aquellas actitudes más cercanas a la desobediencia civil, como no votar en las elecciones (el colectivo que apuesta por dar la espalda a las urnas pasa del 7 % de 2003 al 17 % de 2018) y no conceder el derecho al voto para las personas extranjeras. También dan menos importancia a la participación ciudadana o a los derechos individuales.

Se detecta también desencanto con la Consittución, un sentimiento que es paulatino y constante durante los últimos 15 años hasta alcanzar el actual 70 %. La mayoría cree que esta norma fundamental es una gran desconocida. «Lo que en un tiempo fue símbolo de unión y confianza en la capacidad resolutiva, hoy pierde su potencial y su peso en la sociedad y la política española», dicen los autores.

Los jóvenes, además, creen que la toma de decisiones en España debería repartirse entre la ciudadanía y la clase política, pero son conscientes de la brecha entre el deseo y la realidad: su ideal es que sea una toma de decisiones equilibrada, aunque perciben que manda la clase política.

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