'Ciberseguridad. Un reto global y local', el foro organizado por Levante-EMV con la colaboración de Telefónica, contó con la ponencia de tres expertos en el ámbito de la ciberinteligencia. El teniente general Francisco Gan Pampols, David Prieto y Manuel Esteve compartieron con los asistentes las claves para entender cómo operan los ciclos de información a través de sus ponencias, abordando cuestiones como «la necesidad de compartir información para obtener más seguridad» o la concepción de que «el ciberespacio es un ambiente único, sin fronteras geográficas, pero sí con intereses concretos, diversos y localizados a proteger». Tras sus comparecencias, se estableció una mesa redonda en la que el público pudo plantear cuestiones a los conferenciantes y establecer un pequeño debate con el director del Centro de Ciberseguridad de Telefónica en València y el catedrático en Telecomunicaciones de la UPV. A la pregunta de cómo manipulan las grandes corporaciones los dispositivos móviles de los usuarios, Prieto afirmó que «están muy reguladas, solo se pueden intervenir las conversaciones bajo un mandato judicial», aunque reconoció que «desde la industria de la seguridad, y ahí entono el 'mea culpa', no hemos facilitado las técnicas de uso de internet necesarias para los ciudadanos puedan protegerse de los ciberataques». En esa misma línea se expresó Manuel Esteve al afirmar que «buenos y malos utilizamos las mismas técnicas de fuentes de inteligencia, pero con un tipo de interés distinto».

«¿Cómo podemos proteger nuestros datos?», planteó un asistente. Una cuestión que Prieto abordó con detenimiento al reflexionar sobre «la paradoja de la privacidad». «Entregamos mucha información sin tomar conciencia realmente de si nos preocupa hacerlo o no. Hasta que un problema no se sobredimensiona no entendemos realmente su magnitud». En este sentido, defendió que «la privacidad de cada individuo debe convertirse en una nueva frontera» y explicó que «las personas podemos mejorar nuestra seguridad aplicando un segundo factor de autentificación, por ejemplo». «Mi recomendación directa es que pongáis muchas ñ a vuestras contraseñas, a los bots les cuesta más sistematizarlas», aconsejó el catedrático de la UPV en tono jocoso. No obstante, ambos expertos coincidieron en apuntar que «la seguridad física de las personas parece ser la más relevante, todavía muchos riesgos son más entendidos desde este plano que desde el virtual».

«¿Se han involucrado realmente a todos los actores que intervienen en la ciberseguridad?», cuestionó otro asistente. La respuesta de los ponentes fue rotunda: «No». «Si tenemos en cuenta la magnitud de la ciberdelincuencia y su tratamiento, nos damos cuenta de que está sesgado, pues la ciberseguridad nos afecta a todos, impacta en grandes personas y en ciudadanos comunes».